Los países europeos financiarán la segunda fase de la misión ExoMars de exploración de Marte en 2020, y garantizaron su participación en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta 2024, pero no consiguieron sacar adelante el programa conjunto con la NASA para desviar asteroides de su trayectoria.

Los 22 Estados miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA) comprometieron 10 mil 300 millones de euros (10 mil 900 millones de dólares) para los diferentes programas de la institución en los próximos años, 700 millones (742 millones de dólares) menos de lo que les había pedido el director general, Jan Woerner.

"Es un importante monto para el futuro, que nos permite realmente avanzar y cubrir todas las diferentes áreas de actuación", señaló Woerner tras un complicado consejo ministerial de dos días.

Entre las grandes propuestas de la ESA que los países sacaron adelante figura la apuesta por la segunda fase de la exploración en Marte, pese al fallido intento de la misión de octubre, cuando el módulo de aterrizaje Schiaparelli -que iba a realizar mediciones científicas de la superficie del planeta rojo- se estrelló.

No obstante, la ESA tiene el satélite ExoMars Orbitador de Gases Traza (OGT) alrededor de Marte, listo para realizar observaciones.

El objetivo de la ESA es ahora preparar el envío de un vehículo avanzado a Marte que efectuará las primeras investigaciones de la superficie con muestras recogidas bajo tierra.

Los países han comprometido 440 millones de euros (466 millones de dólares) para este fin, según Woerner.

Europa también quiso asegurarse su lugar y presencia en la EEI hasta 2024, para lo que aportarán casi mil millones de euros.

"Hablaremos ahora con la NASA sobre los diferentes aspectos" de la cooperación, "también sobre los astronautas" europeos que viajarán a la Estación, señaló Woerner.

El astronauta italiano Luca Parmitano podría volver en 2019 a la EEI, de acuerdo con la delegación de Italia.

Lo que no ha conseguido la ESA durante la reunión ministerial, que fue presidida por España y cuya próxima edición se celebrará a finales de 2019 en ese país, es reunir los fondos necesarios para financiar la misión europea AIM.

Esta formaba parte de un proyecto conjunto con la NASA denominado AIDA y tenía el fin de estudiar la posibilidad de desviar de su trayectoria hacia la Tierra a esteroides peligrosos.

En juego estaban 100 millones de euros (106 millones de dólares), según la coordinadora de la política espacial de Alemania, Brigitte Zypries, pero al final de las negociaciones faltaban aún unos 40 millones (42 millones de dólares), dijo la secretaria general de Industria y Pyme de España, Begoña Cristeto.

La parte europea se iba a encargar de la parte de observación, en tanto que la estadounidense con su misión DART iba a impactar con una nave de la NASA en un asteroide en 2022.

AIM, cuyo sistema de guiado, control y navegación lo ha diseñado la empresa española GMV, se iba a lanzar en 2020 para que llegara dos años después hasta Didymos, un sistema binario de asteroides.

La nave de la NASA tenía que impactar sobre el asteroide más pequeño de los dos que conforman Didymos, mientras que AIM hubiera estudiado con tres pequeños satélites ambos cuerpos y los efectos del golpe.

La misión europea había estado en la fase preliminar de diseño (B1) y ahora no habrá continuidad para desarrollarla.

Woerner rehusó no obstante declarar "muerto" el proyecto, dado que hay dinero disponible para definir una nueva misión.

"Ha quedado claro que para muchos países miembros es muy importante continuar con la actividad de los asteroides, si bien no bajo la misión original de AIM.

Además, añadió, "hay una clara petición para que haya pronto un grupo de trabajo" para estudiar las posibilidades futuras, dijo.

Explicó que se reunirá la próxima semana con la administración actual de la NASA. Entonces "veremos cómo podemos continuar y qué podemos hacer" para no enterrar el proyecto del todo, señaló.

Los países miembros decidieron asimismo apoyar con 200 millones (212 millones de dólares) los satélites "ligeros" -por debajo de 500 kilogramos- a través de las lanzaderas Arine 6 y Vega/Vega-C y desarrollar un sistema de transporte "reutilizable" para dotar a Europa de una capacidad independiente de acceder y volver regularmente desde la órbita baja.

Ese vehículo "renovable" se lanzará "en 2021 como muy tarde", señaló la ESA.

jpe

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