Cuando Charles Darwin elaboraba sus argumentaciones teóricas para explicar el origen y la evolución de las especies, también escribía la primera investigación en la historia sobre los sistemas arrecifales, titulada Estructura y Distribución de los Arrecifes de Coral.

El naturalista había emprendido una expedición  de cinco años durante la que recorrió el Oceáno Atlántico hasta la parte meridional de América del Sur para después regresar  por Tahití y Australia. Este viaje le permitió  recabar diversas muestras y registrar una gran cantidad de datos científicos que revolucionaron el conocimiento abonado hasta mediados del siglo XIX.

Su investigación sobre la formación, clasificación y ubicación de los arrecifes coralinos se convirtió en un documento histórico con validez hasta nuestros días. Durante el siglo XX, algunos acentos a las investigaciones fueron abonando nuevos datos, pero fue realmente hasta inicios de este siglo que se han logrado dar pasos significativos en el entendimiento sobre el desarrollo y devenir de estos ecosistemas, principalmente mediante herramientas ligadas a los instrumentos de observación remota.

La NASA ha desarrollado instrumentos cada vez más sofisticados para estudiar el estado de las poblaciones coralinas, que también es un importante parámetro para conocer la salud general de los mares. Los sistemas arrecifales solamente cubren 0.2% de los océanos, sin embargo albergan una cuarta parte de los ecosistemas marinos existentes en nuestro planeta.

Su riqueza, el homenaje a la vida que se esconde debajo del agua, no es evidente; de la misma forma que tampoco lo es su desaparición.  Según cálculos recientes de la NASA, del 33 al 50% de los sistemas arrecifales que habitan en todo el mundo se han perdido o degradado significativamente en los últimos cincuenta años y sin acciones contundentes esta riqueza natural podría desaparecer durante la segunda mitad de este siglo.

La actividad humana ocupa el lugar número uno en la ecuación. Las emisiones de gases de efecto invernadero, impactan en la acidificación de los océanos y en el aumento gradual de su temperatura. Para los especialistas, otro problema que exacerba la huella humana es que los arrecifes se encuentran en zonas tropicales y en países donde existe gran presión por los recursos naturales.

El crecimiento sin control de zonas turísticas e industriales ha favorecido  la erosión costera, así como la contaminación directa por los drenajes de zonas turísticas e industriales que crecen de manera desproporcionada.

Otra forma de contaminación recurrente son los desechos de zonas agrícolas que emplean pesticidas sin ninguna restricción. Todo lo que se convierte en un problema  acaba de una u otra forma debajo del agua.

Los arrecifes, también llamados bosques tropicales del mar, además de alojar a miles de especies y ser una fuente de alimentación fundamental para los humanos; también cumplen funciones de barrera contra el impacto en las costas de fenómenos climatológicos como las tormentas.

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Del cielo a la Tierra

Los arrecifes de coral están formados por carbonato de calcio excretado por los corales, organismos vivos que forman colonias según la especie. Para estudiar el estado de los sistemas arrecifales se ha empleado sobre todo el trabajo de buzos que han examinado y establecido diferentes parámetros para evaluar y medir su condición; sin embargo muchas de estas difíciles y costosas investigaciones han tenido el carácter de proyectos aislados que además tienden a registrar sólo parte de un arrecife.

Otra característica de este tipo de trabajo es que ha sido concentrado sobre todo en zonas con facilidades para practicar el buceo, por lo que muchos de los arrecifes que se encuentran alrededor del mundo nunca han sido estudiados.

Desde hace más de una década, mediante el Proyecto CORAL de la NASA se trabaja más intensamente en estos ecosistemas amenazados tratando de mapearlos en su mayoría, para alimentar una base de datos con una escala uniforme y de calidad que pueda sustentar con un menor margen de error lo que sucede en ellos.

La información recabada por los sistemas satelitales especializados ha contribuido a enriquecer esta base, pero uno de los grandes retos había sido lograr mediciones más precisas para poder establecer a detalle una base global con información más exacta.

Finalmente este año la NASA anunció que las mediciones escalan un nuevo nivel. Durante tres años la agencia espacial estadounidense se internará en un proyecto que pretende convertirse en una enorme fotografía viva de lo que sucede debajo del mar.

Según información de Ian McCubbin, administrador del proyecto, no sólo se va a lograr la imagen más extensa de los arrecifes de coral en el mundo, sino se van a sacar datos uniformes sobre su estado. Para lograr este objetivo, durante el primer año se realizará una especie de escaneó de los océanos desde el aire. Los primeros arrecifes que registrará serán los de Florida, Hawai, Palau, las Islas Marianas y Australia.

El instrumento empleado será un Espectómetro de Imágenes Remotas Portable (PRISM), desarrollado y manejado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

Esta herramienta fue creada específicamente para hacer un análisis a distancia de las aguas costeras y continentales, registrando la emisión de luz que reflejan estos organismo desde el fondo hacia la superficie marina.

Los espectros seleccionados de algas y corales vivos son indicadores de la salud de los ecosistemas, un ejemplo de esto ocurre cuando mueren los corales y las algas aumentan su población en el arrecife.

Es así que posteriormente se realizarán estudios in situ para que con la información recabada vía aérea se puedan efectuar investigaciones con objetivos concretos y métodos estandarizados. Para los especialistas de la NASA esta parte complementará un proyecto global  que también servirá como base para saber cuál será el futuro de estos ecosistemas, pero fundamentado en cifras, no sólo en apreciaciones con poco sustento.

Esta información también servirá para establecer estrategias más efectivas para la protección y restauración de estas montañas viva.

Según Erich Hochberg, científico que también forma parte del proyecto CORAL, han podido hacer el seguimiento de cómo se deterioran los arrecifes de ciertas partes del mundo como Jamaica y Florida, sin embargo, los arrecifes responden de manera compleja a tensiones ambientales como el cambio del nivel del mar, el aumento temperaturas oceánicas y la contaminación.

“Los datos disponibles hasta el momento no han sido recogidos con la escala espacial y de densidad apropiada que nos permitan desarrollar un modelo global, un modelo cuantitativo que describa cómo y por qué los arrecifes cambian en respuesta a diferentes estímulos. Para lograr esto se necesitan datos que provengan del estudio de muchos ecosistemas de arrecifes enteros”.

Acciones concretas

Los principales países del mundo con sistemas arrecifales han emprendido diferentes estrategias para salvaguardarlos.

Una de las acciones más importantes ha sido el establecimiento de áreas marinas protegidas, sin embargo esto no ha bastado.

Según informes de la Alianza de Arrecifes de Coral, algunas de las acciones más importantes que realmente han ayudado a proteger este patrimonio natural es involucrar a las comunidades de manera directa en proyectos de pesca y turismo sustentable que además los hagan comprometerse con la protección de los mismos ante cualquier decisión, inclusive gubernamental, que dañe los ecosistemas.

Además de la conservación, otra parte fundamental en el cuidado de los arrecifes es la restauración.  Uno de los años más devastadores para los sistemas arrecifales del mundo fue 1998 cuando los efectos del fenómeno meteorológico de El Niño acabaron con casi el 20% de sus poblaciones en todo el mundo.

El Tsunami del 2004 también contribuyó a la perdida de muchas de sus poblaciones, principalmente en las Seychelles. Precisamente en este lugar se terminó a finales de 2014 un proyecto de trasplantes y novedosas técnicas de cultivo que han asegurado la supervivencia de 70% de los arrecifes afectados. El Niño vuelve nuevamente a la batalla.

La NOAA ha reportado que se estima  que el calentamiento de los océanos debido a este fenómeno dañará el 38% de estos ecosistemas. La sentencia no es necesariamente de muerte, pero el tiempo para estrategias globales  efectivas se agota.

kal

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