Un sismo cómo el que cimbró la capital del país el 19 de septiembre de 1985 podría volver a ocurrir hasta en un periodo de 100 años, proveniente de un epicentro similar, aunque esto no excluye la posibilidad de que antes suceda otro con origen distinto.

Por sus características, el periodo de retorno de este sismo sería de entre 50 y 100 años, pero “eso no quiere decir que no vaya a pasar un sismo similar antes, porque puede venir de otro lugar”, advirtió la jefa del Servicio Sismológico Nacional, Xyoli Pérez Campos.

Para explicar el periodo de retorno, la experta se refirió a un juguete dentro de una caja, a la cual se le dan vueltas y vueltas con una manivela para comprimir un resorte y al destaparla, sale la figura, por ejemplo de un payasito, por la energía que se libera.

“La placa de Cocos que está tratando de meterse por debajo de la placa de Norteamérica, aproximadamente a seis centímetros por año, entonces llega un momento en que se ha acumulado tanto esfuerzo que la placa de Norteamérica no resiste más, se rompe el material, se desliza la placa y eso es un sismo”, explicó.

La encargada del organismo dependiente de la UNAM agrega que al ser un movimiento constante, se acumulará un cierto esfuerzo durante varios años.

Entonces el periodo de retorno “es el tiempo que va a tardar en que yo le este girando la manivela y salga el payasito, y luego lo vuelvo a meter, giro la manivela y aproximadamente va a ser un tiempo similar cada vez que lo hace”, expresó en entrevista.

De manera que, “aproximadamente pues tenemos tiempos similares entre un sismo y otro, y depende de la zona, estamos hablando de 30 años, 70 años, 100 años, pero no sólo es de la zona, sino de las características de un sismo”.

Ante esto, el organismo tiene la función de registrar e “informar los parámetros de localización y de magnitud de todos los sismos que se registran en el territorio tanto a las autoridades como a la población civil en tiempo y forma”.

Aunque no siempre un alertamiento es posible, y cuando se da, “debemos tomar en cuenta que si tenemos un alertamiento no sabemos realmente cuanto tiempo tenemos antes de que lleguen las ondas sísmicas”, señala Pérez Campos.

Así, puede pasar más de un minuto o incluso nada de tiempo tras el alertamiento para sentir un sismo, cuando “el epicentro se encuentra muy cercano a nosotros, entonces estarían llegando primero las ondas antes que la alerta”.

Aunado a esto, detalló que en México “existen zonas más sísmicas que otras, la costa del Pacífico mexicano es la zona más activa sísmicamente hablando. La zona del Golfo de California sería la segunda y de ahí va disminuyendo la frecuencia de sismos y las magnitudes hacia el interior del país”.

Por lo que es necesario continuar trabajando en la preparación de la población, “lo que tenemos que trabajar ahora es en la seguridad personal”, para que estén preparadas para tomar las mejeros acciones a realizar durante un sismo.

Ya que los sismos no se pueden predecir, “lo que podemos decir es que esperamos en un rango de años que con cierta probabilidad ocurra un sismo, pero así como poner el punto en el año y el lugar y la magnitud, eso si no podemos”, aclaró.

kal

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