Nuestra vida está llena de rutinas, y muchas de ellas no son realmente positivas. Una gran mayoría está relacionada con la forma en la que consumimos.

El sistema se ha empeñado en hacernos creer que consumir nos haría felices, pero hay pruebas de que no es del todo así.

Varias investigaciones demuestran que las personas que más buscan aspiraciones y metas materialistas, son las menos felices, las que tienen menos satisfacción en la vida y las que tienen menos sentimientos de placer en el día a día, según explica el psicólogo y profesor de la Universidad de Galesburg, Illinois, en su libro “El alto precio del materialismo”.

El psicólogo analiza la sociedad estadounidense para concluir que además de que el consumismo no da la felicidad, entre más sentimientos materialistas se tienen, valores como la empatía, generosidad y cooperación, tienden a disminuir. Así que si consumir no nos va a llevar a la felicidad, es momento de dar algunos pasos en el sentido contrario. Al final, harás tu vida más simple.

Guardar cosas que realmente no usas

Trabajamos para ganar más y con ello, poder comprar más. Pero eso hace que no le demos lugar a las cosas importantes de la vida. Al menos así lo han comprobado Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, dos amigos que cuando estaban cerca de cumplir los 30 se dieron cuenta que lo que les enseñaron debería hacerles felices, el tener autos de lujo y ganar un sueldo de seis cifras, no estaba cobrando resultados. Así que decidieron cambiar su vida. Hoy se hacen llamar “los minimalistas”, han impactado a 20 millones de personas con sus enseñanzas. No es que esté mal consumir, aseguran, sino que el problema radica en el valor que le damos a las cosas materiales. Así que es momento de revisar cada parte de la casa y analizar qué es lo que realmente usas. Lo que no estás seguro de si te quieres deshacer de ello mételo en una caja y quítalo de tu vista. Si en un mes ni te acuerdas de él, dónalo.

Comprar impulsivamente

No te sientas solo que a muchos les ha pasado. Según la Procuraduría Federal del Consumidor, 79% ha realizado compras por impulso. Todos hemos comprado algo y nos hemos preguntado al minuto siguiente, cuando la emoción pasó, por qué lo hicimos. Una buena regla que puedes aplicar es la de crear una lista y pégala en el refrigerador. Cuando tengas la urgencia de comprar algo, corre a escribirlo en esa lista junto a la fecha. Después de que haya pasado un mes, analiza si todavía lo quieres comprar. Seguramente te vas  a dar cuenta de que la emoción ya pasó, recomienda el sitio de finanzas personales The Simple Dollar.

Conservar duplicados de las cosas

No sólo tienes un juego de copas, sino tres. Seguramente tienes repetido alguna playera y no te has querido deshacer de ella. “Pon uno de los duplicados en una caja. Sólo necesitas uno. Ya que hayas llenado la caja, etiquétala como “duplicados” y ponla fuera de tu vista por 30 días. Si no necesitas nada de la caja o ni siquiera te acuerdas de qué había, dónala”, recomienda Courtney Carver, una escritora y fotógrafa que se volvió minimalista y que creó el Proyecto 333, el cual consiste en vestirte con 33 prendas –incluidos zapatos y accesorios– por 3 meses. Cientos de personas han hecho lo mismo y han comprobado que no necesitan más. Courtney tiene un blog llamado “Be more with less” (Sé más con menos) en el cual comparte su aprendizaje.

No reparar las cosas que ya no sirven

Es muy fácil pensar en comprar otra licuadora si ya no sirve la que tienes. El gobierno de Suecia hoy permite deducir impuestos sobre reparaciones de ropa, bicicletas, lavadoras, refrigeradores, entre otras cosas. ¿Por qué? Para reducir el impacto ambiental pero también para cambiar los hábitos de consumo a largo plazo. Así que algo le tenemos (en realidad mucho) que aprender a los suecos. Nagisa Tatsumi, una autora japonesa que se ha hecho bestseller por su libro “El arte de tirar”, asegura que vivir con lo necesario nos va a hacer más felices. No sólo ella lo dice, sino que alrededor del mundo se ha gestado el minimalismo, una forma de vida que busca vivir con lo necesario y con esto darle lugar a las cosas que verdaderamente importan.

No ahorrar

Entre compra y compra, se pasa de largo algo esencial para alcanzar la libertad financiera: El ahorro. En México, 23% de las personas no ahorran y 32% lo hace a través de métodos informales, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera. Por desgracia, los bajos salarios en nuestro país hacen que en muchas ocasiones ni las necesidades básicas puedan ser cubiertas –mucho menos el ahorro–, sin embargo, para quienes les es posible, ahorrar puede significar la diferencia entre tener la manera de afrontar las dificultades o el sufrir por no haber sido previsor.


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