Samsung Electronics Co Ltd anunció el martes que detuvo la producción de los Galaxy Note 7 menos de dos meses después de su lanzamiento, lo que asesta un duro golpe a la reputación y perspectivas del gigante surcoreano, que no ha podido resolver los problemas de seguridad del dispositivo.
Samsung anunció a comienzos de septiembre la retirada de 2,6 millones de su teléfono inteligente insignia luego de numerosas denuncias de que los teléfonos habían ardido.


El martes, la empresa finalmente decidió desechar de forma definitiva el dispositivo, que cuesta 882 dólares, en el que podría ser uno de los fracasos más costosos vinculados a la seguridad de un producto de la historia de la tecnología.


"Hemos decidido detener la producción y las ventas del Galaxy Note 7 para considerar primero y sobre todo la seguridad de nuestros consumidores", dijo Samsung en un comunicado al regulador bursátil surcoreano.


El mayor fabricante mundial de teléfonos avanzados dijo que había pedido a todos los operadores globales que parasen las ventas del Note 7 y la sustitución de dispositivos, mientras trabaja con los reguladores para investigar el problema. La empresa ofrece cambiar el teléfono por otros productos o reembolsar el dinero.


Los analistas estiman que el fin definitivo de las ventas del Note 7 costaría a Samsung hasta 17.000 millones de dólares y mancillaría la imagen de otros de sus teléfonos en la mente de consumidores y operadoras.


El martes, Samsung perdió casi 20.000 millones de dólares en capitalización bursátil. Sus acciones cerraron con una caída del ocho por ciento, el mayor descenso intradiario desde 2008.

cam

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