Los datos más recientes sobre el comportamiento del producto interno bruto (PIB) en Brasil son nuevamente negativos. En tasa anualizada la baja es de 4.5 por ciento. Es el tercer trimestre consecutivo que se reduce el PIB en ese país. Destaca la contracción en la construcción de infraestructuras del orden de 6.3 por ciento en un escenario en el que el gobierno busca llevar adelante su programa de ajuste económico con lo que la recesión puede profundizarse. En Argentina, el Banco Mundial estima un crecimiento del PIB de apenas 0.5 por ciento. En México se han estado corrigiendo a la baja los datos del comportamiento del PIB en el año, colocándose en el orden de 2 por ciento. En los tres países sus monedas han estado sujetas a notables variaciones y depreciación con relación al dólar y a otras divisas extranjeras. Se observa una reducción importante en los flujos de entrada de capitales, que también se presenta en otras de las mayores economías en desarrollo desde el comienzo del año 2014.

La disminución en los ingresos de capitales involucra lo mismo a Rusia y a China, como a las mayores economías de América Latina. A comienzos de 2013 las entradas de capitales como porcentaje del PIB en las economías de mercados emergentes fue ligeramente superior al 9 por ciento. En el inicio de 2015 fue menor al 3 por ciento, con una muy fuerte reducción en el caso de China. Además, también la actividad en el extranjero de empresas con matriz en esas economías se ha reducido, disminuyendo las salidas de capitales como proporción del PIB, en particular con relación a las cifras alcanzadas al inicio de 2013 o en el segundo trimestre de 2014. La contracción más importante sucede en el caso de las economías de América Latina. Es en este contexto que se produce la notable reducción en el crecimiento de las economías de este grupo de países. En 2015, entre los BRICS, además de Brasil, Rusia está en recesión. El crecimiento de Sudáfrica será mínimo y China reduce de manera notable el aumento del PIB desde cifras superiores al 9 por ciento al 6.8 por ciento, según proyecciones del FMI. En 2016 no se observarán cambios importantes. China crecerá menos, a la vez que en Rusia se pronostica una recesión menos grave, como también en Brasil. En Sudáfrica se mantendrá un débil crecimiento. La excepción será India con un crecimiento del orden del 7.5 por ciento, pero se estima que otras economías en desarrollo , como Argentina, tendrán un comportamiento negativo del PIB.

Para una gran cantidad de las economías en desarrollo la inestabilidad financiera es creciente y hace más difícil generar condiciones de crecimiento. En los años previos, bajo un contexto de aplicación de programas de ajuste en muchos países y con tasas de interés de referencia cercanas al cero en Estados Unidos y en otras economías el dólar se ha fortalecido. Por ejemplo, a mediados de julio de 2008 un euro equivale a 1.58 dólares. Al 2 de diciembre de 2015 la cotización es de 1.06. Frente a la moneda japonesa un dólar se cambia por 76.8 yenes al final de agosto de 2011 y al 2 de diciembre por 123.2 yenes. En el caso de las monedas de los países en desarrollo las depreciaciones son semejantes o mayores. En abril de 2008 se adquiría un dólar con 23.5 rublos. El 2 de diciembre son necesarios 67.47 rublos para comprar un dólar.

En lo inmediato el fortalecimiento del dólar puede continuar y, como señala el FMI, en las economías con un grado considerable de integración financiera internacional, en las que la deuda de las empresas en moneda extranjera ha aumentado sustancialmente en años recientes, se plantean considerables dificultades para mantener su circuito de financiamiento. Es un dato que se agrega al entorno de inestabilidad financiera en aumento, debilidad en el crecimiento y un número importante de países en los que las metas de inflación no se alcanzan por menores ritmos de incrementos en los precios. Hay una acumulación de demanda a la baja como aspecto cada vez más relevante que caracteriza a la economía mundial, con lo que se afianza el estancamiento. En América Latina deben agregarse la notable reducción en los precios de las materias primas, lo mismo el petróleo, como el gas natural, la soya y el cobre. Todo suma a mayor inestabilidad financiera para la región latinoamericana.

 vidal.gregorio@gmail.com

*Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses