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El anuncio de la propuesta para que Agustín Carstens continúe al frente del Banco de México, junto con la presentación de un presupuesto austero para el próximo año, es una clara señal de que el gobierno federal busca mantener la estabilidad financiera y reforzar la credibilidad en las instituciones en un momento de elevada incertidumbre y volatilidad, coincidieron especialistas.

El presidente Enrique Peña Nieto enviará hoy al Senado la propuesta para ratificar en su cargo al gobernador del banco central, por un nuevo periodo de seis años, dijo ayer el secretario de Hacienda, Luis Videgaray durante la entrega del Paquete Económico 2016.

“Es muy difícil encontrar alguien con las credenciales que tiene el doctor Carstens y el nivel de prestigio que tiene en el ámbito internacional para conducir la política monetaria en un entorno global complejo como el que se vive actualmente, de gran volatilidad e incertidumbre financiera. Su ratificación garantiza la consistencia en el manejo de la política monetaria del país”, comentó Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank.

Inversionistas nacionales como internacionales lo van a ver con buenos ojos porque les da certeza y confianza a partir de los resultados obtenidos en estos últimos seis años. Después de la crisis de 2008-2009, México ha salido bien librado en materia financiera gracias al trabajo de Carstens que no sólo ha logrado estabilizar la inflación sino que la ha bajado a niveles mínimos históricos, opinó James Salazar, analista de CI Banco.

Del 1 de enero de 2010 en que Agustín Carstens fue nombrado gobernador del Banco de México, la inflación pasó de una tasa anual de 4.5% a un nivel de 2.74% el nivel más bajo del que se tenga registro cuando menos desde 1970. Si bien, este logro se ha visto favorecido por la anulación de los incrementos mensuales a las gasolinas, la menor demanda interna y las bajas tasas de interés, advierte Aníbal Gutiérrez, profesor de la facultad de Economía de la UNAM.

El periodo en que Carstens ha estado al frente del banco central también se ha caracterizado por una gran acumulación de reservas internacionales que pasaron de 90 mil millones de dólares a principios de 2010 hasta alcanzar un máximo de poco más de 195 mil millones de dólares.

Esta gran acumulación de reservas, junto con la línea de crédito flexible para México por 70 mil millones de dólares, negociado por Banco de México y Hacienda con el Fondo Monetario Internacional, le han dado un fuerte respaldo al peso mexicano.

Frente a la creciente depreciación que ha registrado el peso mexicano frente al dólar desde mediados del año pasado, en diciembre de 2014 la Comisión de Cambios —donde participa Carstens— , puso en marcha los mecanismo de subastas de dólares con el fin de dar más orden y liquidez al mercado, lo que ha evitado que la paridad se dispare.

La ratificación de Carstens da esa idea de certidumbre que se amarra también con la meta de reducir el déficit tal cómo se propuso en el Paquete Económico para 2016, le da una fortaleza institucional al Banco de México para el manejo de las principales variables financieras del país, lo cual era necesario sobre todo en un momento de crisis de credibilidad, de confianza en las instituciones, concluyó el académico de la UNAM.

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