The New York Times desvela cómo Claudio X. González Guajardo se convirtió en un blanco del Estado mexicano a raíz de su lucha contra la corrupción en México.

El impecable trabajo periodístico de Azam Ahmed () nos confirma una vez más lo que sabemos: el gobierno mexicano opera para acallar las críticas contra el Ejecutivo, no para sancionar la corrupción entre los suyos.

Los Pinos no refuta las investigaciones de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI); cuida la imagen de EPN, y coloca a sus alfiles en posiciones clave para sortear la transición sexenal sin sobresaltos.

A un año de dejar el cargo, Los Pinos le apuesta a la complicidad de la clase política para mantener la inmunidad del Presidente en funciones y de los ex presidentes. Ubico cinco ámbitos donde están en curso acciones para garantizar impunidad:

1. La imposición de Alfredo del Mazo en el Estado de México, consumada por los órganos jurisdiccionales. Su grupo político seguirá teniendo acceso irrestricto al dinero de la tesorería estatal, que pretende continuar el ciclo de corrupción tipo OHL-Higa, denunciado por @ahora_mx.

2. La toma de la Fiscalía General. El PRI ha dejado fuera de sus prioridades la eliminación del ‘pase automático’ del procurador Raúl Cervantes a la nueva Fiscalía. Desde #VamosPorMás y #FiscalíaQueSirva exigimos una institución fuerte, con legitimidad social y con capacidad para enfrentar los enormes desafíos en procuración e impartición de justicia que enfrenta el país.

3. El socavamiento del Sistema Nacional Anticorrupción. Me cuesta creer que el tiroteo mediático contra el comité ciudadano orquestado desde la cúpula priísta en el Senado sea ajeno a la casa presidencial.

4. La subordinación de la SCJN. ¿Se prepara acaso al ex consejero jurídico de Los Pinos, Humberto Castillejos, para el máximo tribunal? En el ejercicio de sus funciones no dejó testimonio de apego a la legalidad, sino de su afán por servir al interés particular de EPN.

5. Un lenguaje anticorrupción diluido en el TLCAN renegociado: al gobierno de México le encanta esta redacción: ‘cada país cumplirá con sus propias leyes’, porque descarta el escrutinio externo y las sanciones comerciales como resultado de violaciones a los compromisos contra la corrupción.

En Brasil y Perú ex presidentes han sido acusados de corrupción y están sujetos a proceso, o en la cárcel. La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ha investigado a los hijos del presidente Jimmy Morales; su respuesta fue tratar de expulsar a Iván Velázquez, el titular de este órgano auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas.

México necesita y le ayuda el escrutinio externo, la disciplina del exterior para robustecer la rendición de cuentas. Lejos de poner sus barbas a remojar, o de mostrar sensibilidad al hartazgo y la indignación ciudadana por la corrupción impune, el Presidente de México redobla el esfuerzo para evitarse voces incómodas en las altas esferas del poder. Mi solidaridad con @MXvsCORRUPCION y su equipo.

El saldo de su sexenio podrá medirse por kilómetros de carretera o camas de hospital, pero también por la cadena de casos de justicia selectiva y de escándalos de impunidad: Humberto Moreira, Carlos Romero Deschamps, Gerardo Ruiz Esparza y un largo etcétera donde menudean aquellos que compraron ‘póliza de seguro’ al financiar campañas priístas.

En vísperas de su 5to Informe, EPN declara que desea ‘desterrar el flagelo de la corrupción de la convivencia social’ y que el candidato del PRI a la Presidencia en 2018 ‘debe tener una conducta y una trayectoria honesta, limpia, de reconocimiento y de prestigio’. ¿Cree el Presidente que su propia trayectoria se ajusta a ese perfil?

Profesor asociado en el CIDE.
@ Carlos_Heredia

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