Si en lugar de haber sido creada por Mark Zuckerberg en la residencia estudiantil de la Universidad de Harvard, Facebook se hubiera gestado en México, hoy estaríamos celebrándola con un vestido pastelero, padrinos y chambelanes. La “red social” que revolucionó al internet, fundada en 2004, cumple “sus quince años”.

Cual adolescente enamorada, o enamorado, la plataforma se mantiene en las nubes, sus recientes adquisiciones, como Instagram y WhatsApp la mantienen sin duda como la reina de los medios sociodigitales.

Con un crecimiento anual de 9%, el corte a enero de 2019 Facebook concentra 2,320 millones de usuarios activos, y aunque la empresa no revela datos exactos sobre los usuarios que hay por país, podemos saber que 947 millones se encuentran en Asia Pacífico, 381 millones en Europa, y 242 millones en América del Norte. De estos números se incide que India, Estados Unidos, Indonesia y Brasil, son los países en donde se concentra la mayor población. Pero hay un dato mas relevante, existen actualmente 2 millones de anunciantes registrados, y en esta plataforma se procesa aproximadamente el 30% de todo el gasto mundial de publicidad digital, más de diez mil millones de dólares aproximadamente.

Naturalmente los políticos, gobiernos y las campañas políticas ubican a FB como otro canal de publicidad idóneo, están equivocados. Nada peor que usar Facebook solamente para mostrar mensajes o intentar hacer propaganda. Nada peor que Facebook para construir democracia.

Antes que me cancelen mi cuenta publicitaria, que por cierto cumple próximamente 6 años, y es de las primeras en Latinoamérica, debo de aclarar, no hay manera de hacer una buena campaña política o de gobierno sin invertir en publicidad en Facebook e Instagram, pero como todo debe ser un proceso relativo a una estrategia y no solo a ocurrencias o por lo fácil que resulta presionar un botón que dice “promover”.

Son varias las voces que critican la participación de los medios sociales en las democracias, y no es para menos, en los últimos años Facebook se ha visto envuelta en escándalos por su injerencia en conflictos políticos y elecciones por todo el mundo. Debemos recordar que en diciembre de 2017 Facebook aceptó que existían “cientos” de perfiles falsos para tratar de generar conflictos políticos e influir en los comicios presidenciales de los Estados Unidos.

Cuatro meses después, en marzo de 2018, se reveló que la consultora británica Cambridge Analytica recolectó datos personales de millones de usuarios de Facebook para usarlos con fines políticos, incluyendo ayudar a la campaña de Donald Trump, quien a la postre resultaría electo presidente de Estados Unidos. Por este escándalo Zuckerberg fue llevado al banquillo de los acusados en el Congreso norteamericano y el fiscal general del Distrito de Columbia, presentó en diciembre del año pasado, una demanda contra Facebook por permitir que la consultora tuviera acceso, sin autorización de los usuarios, a los nombres, “me gusta” y otros datos personales, para la manipulación con fines políticos durante las elecciones presidenciales de 2016.

Un estudio recientemente publicado en Nature Human Behaviour, revela que Facebook tiene acceso a los datos de todas las personas que se conectan a internet, tengan o no cuenta en esta red social, gracias a que al final de cuentas “alguien” sí tiene esa aplicación y te tiene como contacto en su teléfono móvil.

Este hecho, aunado a los escándalos por las elecciones en Estados Unidos o el movimiento separatista de Cataluña, en donde el uso de Facebook también habría sido crucial para “generar” opinión, han obligado a la Unión Europea a tomar medidas para tratar de evitar que la poderosísima red social sea manipulada para influir en las elecciones europarlamentarias de mayo próximo. Bruselas ha pedido que se informe mensualmente a la Comisión Europea, qué se está haciendo para combatir las fake news, vistas hoy como la gran amenaza para la democracia y los valores de participación política.

En Rusia la guerra es en dos bandas. Facebook eliminó al menos 500 páginas falsas y de desinformación que tendrían ligas con el Kremlin y que fueron abiertas para influir en Ucrania, países del este de Europa, el Cáucaso y Asia Central. A esta acción el Kremlin respondió con una acción para obligar a Facebook a que albergue los datos de los usuarios rusos en bases de datos en su territorio, o de lo contrario se enfrentarían a un bloqueo.

Pero en un país donde un usuario es impactado por lo menos 120 veces al día con contenido de Facebook, es imposible pensar que no se utilice esa penetración para influir en la percepción o la opinión pública. La definición de gobernabilidad pasa por la capacidad del gobierno en incidir de manera positiva en las interacciones privadas. Siendo la arena digital donde nos comunicamos con mayor número de personas y Facebook donde se concentra la mayor cantidad de ellas, será irresponsable ignorar la importancia de esta red social para construir o destruir fenómenos sociales.

Los políticos y gobiernos deben dejar de ver a Facebook como un canal de televisión, no es un canal moderno con la mayor audiencia, es un mitin, una concentración virtual de ciudadanos, de posibles votantes, hay que bajar, estrecharles la mano, integrarlos en la conversación, lograr lo que la televisión nunca pudo por mucho que lo intentó, ser total y absolutamente interactivos con el usuario. Hay quienes lo entienden, lo aprovechan y ahora encabezan gobiernos en sus países, hay quienes no quieren utilizarlo de esta manera y siguen soñando con que la publicidad y no el contacto directo resolverá sus problemas, no será así, por el contrario muy duro van a despertar.

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