El 2 de febrero de 2015, en medio del escándalo por la Casa Blanca, la de Ixtapan de la Sal y la de Malinalco de Luis Videgaray, el presidente Enrique Peña Nieto le encargó a Virgilio Andrade —recién nombrado titular de la Secretaría de la Función Pública y miembro de la hermandad itamita que encabeza Luis Videgaray— que investigara “hasta las últimas consecuencias” el presunto tráfico de influencias que involucraba al Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa. En el mismo acto le recordaba que el Presidente de la República no otorga contratos, ni adjudica obras. Tampoco lo hace la hasta hoy titular de la Secretaría de Desarrollo Territorial (Sedatu).

En el recorrido que ha emprendido en estos días por distintos medios para asumir su defensa, Rosario insiste: “a mí no me van a encontrar un departamento en Miami o un rancho en no sé donde…”. Pero habría que responderle: te acusan de corrupta, no de tonta. Sin embargo, su astucia no ha evitado que deje sus huellas dactilares en actos presuntamente delictivos, lo mismo como jefa de Gobierno del Distrito Federal, que como dirigente del PRD o secretaria de Estado.

Una figura central en su historia de vida es Carlos Ahumada, su pareja sentimental cuando ocupó la Jefatura de Gobierno del DF. Para enriquecerse, Ahumada recibía de delegaciones perredistas contratos por obras que podían realizarse o no y a cambio de las cuales aportaba recursos para la operación electoral del PRD. Su notoriedad resultó de la difusión de los videos que grababa en sus oficinas durante la entrega de los sobornos y que le permitirían, de ser necesario, chantajearlos.

Un tiempo después de los escándalos, Rosario apareció en la nómina del gobierno del Estado de México, pero la sorpresa mayor fue cuando el presidente Peña la designó titular de la Secretaría de Desarrollo Social.

Tanto en el PRD como en Sedesol y Sedatu, la operación de los cuantiosos recursos públicos ha estado en manos de los hermanos Zebadúa González, Ramón en el PRD y Emilio en Sedesol y Sedatu.

La operación descubierta por la Auditoría Superior de la Federación exhibe la trama que urdieron para desviar más de dos mil millones de pesos y ocultar su destino: paso número uno, se busca un resquicio legal para evitar las licitaciones, la Ley de Adquisiciones lo tiene en el párrafo quinto de su artículo primero.

Paso número dos: negocian con instancias públicas (universidades, tecnológicos o el sistema de Radio y Televisión de Hidalgo) convenios para suministrar servicios, aunque no tengan capacidades en la materia de los contratos.

El tercer paso es darles a esos organismos públicos los “entregables” que ya existen porque los trabajos contratados ya fueron hechos en la misma dependencia, y que serán la “evidencia” de que el proveedor cumplió. Tres funcionarios de Radio y Televisión de Hidalgo han confesado ante la ASF que fueron obligados a participar en los desvíos de recursos, firmando contratos con empresas y personas físicas a las que ni siquiera conocían. Las firmas se hicieron en las propias oficinas de la Secretaría de Desarrollo Social, los contratos se los presentó una directora de área de la Dirección General de Recursos Materiales y Servicios Generales, al tiempo que les entregaron cajas con los “entregables” de los trabajos que supuestamente realizarían.

Lo que sigue, el cuarto paso, consistió en distribuir los recursos entre empresas reales o “fantasmas” a partir de donde se perdería todo rastro de los dineros.

Ante la solidez de las revisiones de la ASF, que detallan las simulaciones y las trampas que se instrumentaron lo mismo en Sedesol que en Sedatu mientras Rosario era la titular, la PGR puede simular y apostar a que el tiempo los sepulte, como parece ser el caso de Odebrecht y otros, o que los tape un nuevo escándalo, pero también puede proceder contra Rosario y sus socios, lo que le daría un respiro al gobierno de Peña y municiones a la campaña de José Antonio Meade.

En abril de 2013, ante las denuncias de Gustavo Madero, entonces jefe nacional del PAN, documentadas con audios y videos, por la utilización electoral de los programas sociales federales en Veracruz, el presidente Peña salió en defensa de su secretaria: “Rosario, no te preocupes, hay que aguantar”. Rosario le ha servido al Presidente y a su partido, pero el alboroto de estos días no tiene límite. ¿Por fin le llegó su hora?

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate

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