Hacks para mejorar tu sopa de lata

La vida rápida nos conduce a tomar atajos para eficientar no solo el trabajo: también nuestros hábitos alimenticios ya que, al no tener tiempo, buscamos soluciones en la comida lista para comer.

En las sopas podemos ver grandes posibilidades cuando vamos al supermercado. Al menos, hay un pasillo repleto de enlatados y bolsitas que invitan a “que solo le agregues agua” y estará lista en cinco a 15 minutos. Más allá de los noodles envasados en unicel, las opciones van de caldos de res, sopas de lentejas o de fideo seco hasta cremas con champiñones o de queso.

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De historia conveniente

Quién iba a pensar que una lata de sopa jamás pasaría de moda entre amas de casa: un alimento “inocente” que se coló al mundo del arte bajo la mirada de Andy Warhol quien hizo evidente la aceptación popular al situarlas en galerías y museos.

Hacks para mejorar tu sopa de lata

Foto: Freepik

Eleva el sabor

Si te identificas con tener una vida rápida pero quieres comer rico y no tienes tiempo, aquí la solución:

Crea tu propio fondo vegetal

Con ayuda de un deshidratador, seca cebolla en rodajas, ajos y los vegetales que quieras. Pulverízalos en la licuadora y agrégalo a tu sopa de fideo de bolsita.

Agrega leche

Si piensas abrir una lata de crema de elote o de champiñones, utiliza leche en vez de agua. Esto le dará mucha cremosidad a tu enlatado. También puedes utilizar crema.

Hacks para mejorar tu sopa de lata

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El mejor caldito de frijoles

Sigue las instrucciones de la bolsita de los frijoles caldosos. Cuando empiecen a hervir, agrega unas hojas de epazote. Esto dará aroma y sabor.

Añade vegetales frescos

Para los enlatados de caldo de res o de pollo, puedes sumar desde el inicio cubos de papa y después, al primer hervor, brócoli, zanahoria y chícharos.

Un poco de proteína

Utiliza el pollo del día anterior. Deshébralo e incorpóralo a tu sopa cuando empiece a hervir. Será un complemento perfecto que, además de sabor, da energía.

El elemento crocante

Dale emoción a tu sopa o crema con alguna textura crujiente. Puede ser tortilla frita cortada en tiritas, galletas de sal o, bien, un pan tostado con ajo y mantequilla.

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