El poder la aborreció, claro. La arrinconó por atreverse a hablar de temas prohibidos desde su femineidad. Los obispos y los hombres la pusieron ante dos opciones: el juicio de la Inquisición o el silencio

Es obvio que al Supremo, como a Zweig, lo atrae la imagen del digno padre de la patria perseguido y resistente como Cicerón o Erasmo o, entre nosotros, Juárez

Ojalá que (López Obrador) se reponga, pues en un país tan obcecadamente presidencialista, en la salud del Presidente va en buena medida la de la patria anexa...