México tuvo ayer una noche que solo puede ser calificada de histórica. El júbilo y las multitudes desbordadas; la risa, el llanto, los nudos en la garganta, la felicidad palpable, marcaron el ingreso de la democracia mexicana en su vida adulta.

Este lunes la vida de una multitud de personas está modificándose de algún modo en México (un no lugar), pues tales personas tienen puestas sus esperanzas en los grandes acontecimientos