Lo ocurrido en fechas recientes merece especial atención. En lo interior, se pone a prueba la estabilidad; homicidios de altos funcionarios que siguen sin esclarecer, dejan entredicho a la que se afirma como la más eficaz de las Fiscalías, la de la capital; en lo social, la permanencia de la CNTE con sus expresiones disruptivas, violentas, llevan al límite la paciencia de la ciudadanía y enseña la impericia del Estado, a los morenistas les es extraño parlamentar, no entienden el arte de negociar. La Ciudad de México otrora ajena a estos eventos se estrenó de la noche a la mañana.

Por su parte, las irracionales formas del crimen organizado en constante conflicto escalan. Su blanco lo fijan en las fuerzas federales, se evidencia lo que era un secreto a voces, la existencia de milicias extranjeras, mercenarios, versados en explosivos, tácticas de guerra, en emboscar y aniquilar a nuestros soldados.

El ambiente es tenso, extensas zonas del territorio se encuentran convulsas, no solamente por la inseguridad. En la inversión, un significativo sector económico manifiesta su incredulidad ante los objetivos del régimen, en un momento en el que la beligerancia internacional mutó de las balas al enfrentamiento comercial, el que duele, el del bolsillo. Se suman los métodos de reestructuración de la República, no son claros, se inauguró en una fallida elección judicial; sí, lo he dicho y lo reitero, es una asignatura por siglos enlodada, pero la solución genera dudas.

El gigante del norte se sacude y mueve todo, dando paso al discurso de los extremos: el ICE, en Los Ángeles, en plena cacería migratoria, mientras que, su Guardia Nacional reprime a los propios norteamericanos, hace que germine la polarización y renace la ultraderecha; luego la cerrazón fronteriza daña a las exportaciones y el surgimiento de lo que pudiese ser un nuevo orden centrado en el dinero.

¿Quién manipula los hilos? ¿Qué intereses son los que se favorecen?

No es el minuto de las vacilaciones, podemos tener diferencias y discutirlas, en el fondo perseguimos el mismo fin: igualdad, prosperidad, en pocas palabras, bienestar, es el anhelo de cada uno. El plan unificador requiere de escuchar, debatir y arribar a remedios consensados, no hay absolutos. No, es válido arroparse en el pasado, ya fue, es mejor rehacerse, reaccionar y posicionarse frente a las señales de peligro y resolverlas.

El país ha sido lastimado, muchos se han encargado de dividirlo, evitando los procesos integradores que nos cohesionan, no les conviene una población unida. No se trata de vencedores y vencidos, sino de provocar una visión incluyente. Sí es verdad, los gobiernos priistas y panistas erraron, aunque también tuvieron sus aciertos, por eso, ni condenar ni absolver, esa es tarea de la historia, el ahora es lo que importa. Vivimos entornos de lucha incesantes, con escenarios adversos, es innegable la necesidad de construir círculos virtuosos fundados en el diálogo.

Aún tenemos vías de alivio, sin embargo, tienen el común denominador de la tolerancia, se debe comprender que la concentración excesiva del poder son falsas fórmulas mágicas, en realidad es una profanación a la democracia, las vivencias de la humanidad lo constatan y hoy se vuelven a aparecer.

Dominar sin condición ni freno conduce a la destrucción, la 4T lo sabe, en política las bondades son una ilusión, ya lo veremos.

Abogado. @VRinconSalas

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