Al hablar de educación superior o de universidades sin lugar a duda pensamos en lo importante que son para la sociedad, sin embargo, muchas veces no dimensionamos la magnitud de este concepto, más aún en estos momentos en que nuestra sociedad está viviendo cambios decisivos. A lo largo de esta pandemia, la palabra educación ha cobrado mayor relevancia, pues se obligó a migrar a estudiantes y profesores, de manera abrupta, a un modelo de enseñanza a distancia, lo cual implicó un replanteamiento de lo establecido.

De acuerdo con la Encuesta Para La Medición Del Impacto COVID-19 En La Educación (ECOVID-ED) 20201 que realiza el INEGI, se estima que 32.9 millones de personas entre los 3 y 29 años están inscritas en el ciclo escolar 2020-2021, sin embargo, 5.2 millones no se inscribieron debido a que, el 26.6%, considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje; 25.3% señala que alguno de sus padres se quedaron sin trabajo y el 21.9% carece de conexión de internet o algún dispositivo tecnológico para conectarse.

En instituciones de nivel superior, la deserción podría aumentar entre el 12 y 15%, reveló el ECOVID-ED, ya que la pandemia evidenció la desigualdad que existe para acceder a la educación (como la falta de algún dispositivo o conexión a internet), la falta de infraestructura y recursos para llevar a cabo sus actividades. Además, no debemos de perder de vista que las personas también necesitan desarrollar competencias emocionales, sociales y familiares que les ayuden en todos los aspectos de su vida.

Es por ello que uno de los mayores retos que tenemos como instituciones educativas, es crear un modelo de educación apto, hecho a la medida, con base en las necesidades y áreas de oportunidad de los estudiantes, así como pensar en el tipo de herramientas e incentivos que le daremos a los alumnos, desde su primer día en la universidad, para potencializar su habilidades y competencias.

Además, la pandemia ha mostrado la importancia de las instituciones educativas como centros de investigación científica y social. Gracias a todos los estudios que se están llevando a cabo y a los beneficios que estamos obteniendo de ellos, es que podemos darnos cuenta de lo importante que es invertir en la educación, infraestructura, acceso y calidad en cada uno de los niveles. Si podemos garantizar un equilibro entre estos, no solo los alumnos se verán beneficiados, todos a su alrededor podrán disfrutar de una educación basada en el esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, y que le dará mayor valor y reputación a su trabajo.

¿Por qué la importancia de la reputación de una universidad y en qué nos beneficia como sociedad? Hoy en día, existen varios rankings a nivel mundial que califican y miden aspectos de gran relevancia como el impacto de la educación y la investigación, la reputación entre empleadores y académicos, la calidad de los profesores, entre otros, a través de empresas externas de calidad internacional. Con el tiempo, estos índices cambiaran, ya que las rankeadoras buscan la manera de cuantificar temas cualitativos como la calidad educativa y de los profesores, los programas de las universidades y el posicionamiento de los egresados. Además del modelo educativo implementado y el apego a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que cada día cobran más relevancia dentro del sector.

Este año, el Tec de Monterrey refrendó su posición dentro del Top 5 del Times Higher Education Latin America University Rankings, de la evaluadora Times Higher Education y se coloca por segundo año consecutivo como la 4ª universidad en la región y la universidad número 1 en México dentro de las universidades públicas y privadas del país. En esta sexta edición fueron evaluadas más de 200 universidades de 13 diferentes países de América Latina.

Gracias a estos parámetros, las empresas deciden qué investigaciones financiar, y entre universidades nos apoyamos de estas listas para saber con quién y de qué manera podemos colaborar, por ejemplo, en intercambios académicos. Antes era imposible que un alumno tomara clases en dos universidades, pues todo se hacía de manera presencial. Hoy, gracias a la tecnología, una persona puede tomar clases en una universidad de su país y en una en el extranjero. Asimismo, se puede estar haciendo una investigación en conjunto entre académicos de distintos lugares.

En el Tec de Monterrey contamos con 44 grupos de investigación en todas las disciplinas a lo largo de 6 escuelas, y con más de 800 investigadores. De esta forma, en los últimos 5 años se han generado más de 6, 500 publicaciones. Suena sencillo, pero detrás de todo el nuevo conocimiento que se generó, hay un arduo trabajo en temas de salud, educación, bienestar y manufactura, medio ambiente, biotecnología, nanotecnología: ventiladores, detectores de COVID-19, ciencia de datos, etc., son algunos trabajos que puedo mencionar.

De esta manera, es como una universidad construye su reputación, a base de estrategias que van a más allá de lo establecido, de modelos de competencias, programas de exploración, y acompañamiento global que no solo benefician al alumno, sino también a toda la comunidad que les rodea.

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