Carlos Trouyet fue un empresario, banquero, accionista y principal contribuyente de la nacionalización de Teléfonos de México a fines de la década de 1950.

Hijo de un inmigrante francés comerciante de vinos y de madre mexicana de origen humilde, Trouyet nació en la Ciudad de México y con los años se convirtió en uno de los empresarios más adinerados de las décadas de 1950 y 1960.

El dinámico hombre de negocios encabezó el grupo financiero que adquirió Guest Aerovías México, Teléfonos de México y otras empresas. Trabajó desde muy temprana edad empezando como mensajero del Banco Francés de México, calígrafo, corredor de valores y socio de casas de cambio.

El señor Carlos Trouyet, fue Presidente del Consejo de Administración del Banco Comercial Mexicano S. A.  en 1965. Foto: Archivo El Universal
El señor Carlos Trouyet, fue Presidente del Consejo de Administración del Banco Comercial Mexicano S. A. en 1965. Foto: Archivo El Universal

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Más tarde, gracias a su gran habilidad para los negocios llegó a puestos gerenciales como el de presidente de la Bolsa de Valores en la década de 1930, también fue fundador de la empresa bursátil Carlos Trouyet (1941), cofundador y dueño del complejo industrial Chihuahua; además, colaboró en numerosas empresas, tanto de inversiones como de aviones y servicios de telecomunicaciones.

Importante su participación en la nacionalización de la industria telefónica

La participación de Trouyet en la nacionalización de la industria telefónica fue clave, este evento de gran importancia en la historia de las telecomunicaciones en México fue gracias a las negociaciones de empresarios mexicanos como él con las compañías telefónicas de Ericsson y la de ITT (American International Telegraph & Telephone Corporation).

Fue en 1958 que iniciaron las reuniones para comprar las acciones de Telmex, en Suecia. En agosto, después de 5 décadas operando en México, Ericsson dejó de ser la encargada de ofrecer el servicio y en 1960 Trouyet ocupó la presidencia del consejo de Telmex.

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Presidieron la asamblea de accionistas de Teléfonos de México, los señores Antonio Ruiz Galindo, hijo; Virgilio Galindo, Emilio Carrillo Gamboa, Carlos Trouyet, Carlos Lozano García y Carmen T. Obregón. 1969. Foto: Venegas/ Archivo El Universal.
Presidieron la asamblea de accionistas de Teléfonos de México, los señores Antonio Ruiz Galindo, hijo; Virgilio Galindo, Emilio Carrillo Gamboa, Carlos Trouyet, Carlos Lozano García y Carmen T. Obregón. 1969. Foto: Venegas/ Archivo El Universal.

Es por estas contribuciones que algunos historiadores lo llaman el “Slim de los años 60”, tenía 56 años cuando tomó la dirección de la empresa y desde entonces Telmex es una empresa totalmente mexicana.

Cultivó amistades entre numerosos empresarios, artistas y toreros. Creó el fideicomiso y patronato para la construcción de la Universidad Iberoamericana, de donde fue miembro destacado. También fue vicepresidente del patronato del Museo Nacional de San Carlos, ayudó a la Orquesta Sinfónica Nacional de México, apoyó la construcción del hospital ABC y perteneció a la Asociación de Banqueros.

Carlos Trouyet y Carlos Slim alguna vez coincidieron en diferentes eventos y lograron entablar conversaciones. En aquellos tiempos Slim apenas iniciaba su carrera como empresario e inversionista. Carlos Trouyet falleció mucho antes de la compra de Telmex por parte de Slim. Foto: Especial.
Carlos Trouyet y Carlos Slim alguna vez coincidieron en diferentes eventos y lograron entablar conversaciones. En aquellos tiempos Slim apenas iniciaba su carrera como empresario e inversionista. Carlos Trouyet falleció mucho antes de la compra de Telmex por parte de Slim. Foto: Especial.

Construyó un lujoso fraccionamiento en las montañas de Acapulco

En la década de 1950, el empresario fundó el exclusivo fraccionamiento "Las Brisas", obra del arquitecto Gabriel Chavez de la Mora, ubicado en la parte alta de la bahía de Acapulco, sobre las faldas de las montañas que rodean la zona turística de la ciudad.

Dentro de este conjunto se encuentra el hotel “Las Brisas” y justo más arriba, circulando por la carretera hacia Puerto Marqués, se observan numerosas casas que pertenecen al fraccionamiento.

Esta sección residencial es una de las más acaudaladas de la ciudad, con casas valuadas en miles de dólares, ubicadas en las laderas con vistas espectaculares a la bahía de Acapulco.

El acceso al hotel Las Brisas en los años 1960, cuando era operado por la cadena Hilton. El lujoso hotel abrió sus puertas en lo alto del cerro El Guitarrón en 1957 y fue iniciado como el Club Residencial Las Brisas. Foto: Mark Turok, Acapulco en el tiempo/ Especial.
El acceso al hotel Las Brisas en los años 1960, cuando era operado por la cadena Hilton. El lujoso hotel abrió sus puertas en lo alto del cerro El Guitarrón en 1957 y fue iniciado como el Club Residencial Las Brisas. Foto: Mark Turok, Acapulco en el tiempo/ Especial.

El puerto estaba bien posicionado en el mapa turístico internacional en los años 50, su bahía se consideraba una de las más hermosa del mundo, la Junta Federal de Mejoras Materiales de Acapulco, impulsada por el entonces presidente Miguel Alemán, había mejorado la infraestructura del lugar y el número de personas que soñaba con vacacionar ahí creció exponencialmente.

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La época dorada de Acapulco estaba en ascenso y, con ello, empresarios, celebridades y personas con elevados recursos vieron en Acapulco el lugar perfecto para erigir sus casas de vacaciones, fue así que el desarrollo del fraccionamiento “Las Brisas” tuvo un gran éxito.

Actualmente esta zona residencial sigue siendo un lugar atractivo gracias al hotel del mismo nombre y por ser residencia de descanso de numerosos artistas y empresarios.

Las casas que forman parte del exclusivo fraccionamiento Las Brisas, Acapulco estan valuadas en miles de dólares y por su ubicacion en las alturas tienen una de las vistas panorámicas mas hermosas de la bahia de Acapulco. Foto: casadelaensenada.com/ Especial.
Las casas que forman parte del exclusivo fraccionamiento Las Brisas, Acapulco estan valuadas en miles de dólares y por su ubicacion en las alturas tienen una de las vistas panorámicas mas hermosas de la bahia de Acapulco. Foto: casadelaensenada.com/ Especial.

Rodeado de opulencia el magnate sufrió una gran tragedia

Carlos Trouyet estaba en la cima de su carrera como empresario, se había casado en 1936 con Milly Hauss, con quien tuvo seis hijos. Con el tiempo los dos mayores, Carlos y Jorge, se hicieron cargo de un par de los grandes negocios que él manejaba.

Entre lo encomendado a sus hijos estaba la administración de un rancho para criar toros de lidia ubicado en San Miguel de Allende, Guanajuato, que pertenecía al matador José “Pepe” Ortiz Puga, adquirido por Trouyet en 1962 al que llamó rancho “San Carlos”.

Como responsables los hijos hicieron crecer el rancho con nuevas cabezas de ganado y sementales resultando de gran potencial en el negocio de los toros de lidia.

Coincidieron en un viaje por MEXTJET de Mexicana, el financiero Carlos Trouyet y el Jefe del Departamento de Turismo. licenciado Agustín Salvat. Ambos se dirigían en viaje de asuntos privados al puerto de Mazatlán. Foto: Archivo El Universal.
Coincidieron en un viaje por MEXTJET de Mexicana, el financiero Carlos Trouyet y el Jefe del Departamento de Turismo. licenciado Agustín Salvat. Ambos se dirigían en viaje de asuntos privados al puerto de Mazatlán. Foto: Archivo El Universal.

Además de la afición familiar por las corridas de toros y la cría de ganado para ello, también los atrajo la aviación, por lo que entre sus bienes había avionetas privadas que los mismos hijos del empresario utilizaban para viajes de negocios por toda la República.

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La tarde del 13 de noviembre de 1967, los hermanos Trouyet despegaron del aeropuerto de Acapulco, con dirección a la Ciudad de México, a bordo de su avioneta particular. El modelo era una Piper Aztec de matrículas XB-TIE, con capacidad para seis pasajeros incluyendo los pilotos.

En la aeronave viajaban Jorge y Carlos Trouyet Jr., El piloto Práxedis López Ramos, Dionisio Pérez Rincón Gallardo, Ignacio McKenzie y la señorita Elena Sama.

Don Carlos Touyet y sus hijos Carlos y Jorge abordando un avión hacia Madrid, España. 1966. Foto: Archivo El Universal.
Don Carlos Touyet y sus hijos Carlos y Jorge abordando un avión hacia Madrid, España. 1966. Foto: Archivo El Universal.

Aparentemente, el vuelo se llevó a cabo sin ningún contratiempo, ya que no se registraron llamadas de emergencia durante el trayecto por parte de los pilotos y tampoco se reportaron fallas en la aeronave.

Sin embargo, a unos cuantos minutos de llegar a la capital, la pequeña aeronave desapareció de los radares de la torre de control del aeropuerto internacional de la Ciudad de México y debido a que aquella noche había mal tiempo en todo el Valle de México, las labores de búsqueda se retrasaron hasta el día siguiente.

Varios brigadistas experimentados partieron al rescate aquella mañana, y a pesar de verse obstaculizados por la espesa niebla que cubría la ciudad y sus alrededores, la madrugada del 16 de noviembre localizaron los restos de la pequeña nave accidentada en lo profundo de un barranco, cerca de la presa de la Concepción, Villa del Carbón, Atizapán de Zaragoza, Estado de México.

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Numerosos brigadistas en conjunto con pilotos y personal de las torres de control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México realizaron búsquedas en el lugar aproximado donde se perdió el rastro de la avioneta donde viajaban los hijos del empresario Carlos Trouyet. Foto: Archivo El Universal.
Numerosos brigadistas en conjunto con pilotos y personal de las torres de control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México realizaron búsquedas en el lugar aproximado donde se perdió el rastro de la avioneta donde viajaban los hijos del empresario Carlos Trouyet. Foto: Archivo El Universal.

Pasaron tres días de intensa búsqueda para dar con la aeronave y un número importante tanto de brigadistas, helicópteros y elementos policiacos participaron en las investigaciones.

Los restos se encontraron dispersados apenas a unas 23 millas de distancia del aeropuerto internacional de la ciudad. Todos los pasajeros habían perdido la vida.

Aquel fue un fuerte golpe para el empresario Carlos Trouyet, quien desde el informe de la desaparición de la aeronave se mantuvo en constante comunicación con las autoridades y los brigadistas.

Don Carlos Trouyet, señora Elena Suberville de Trouyet, doña Milly Hauss de Truyet, Francisco, Roberto y Teresita Trouyet durante la misa de difuntos por el descanso de los señores Carlos y Jorge Trouyet. Foto: Manuel Rojas/ Archivo El Universal.
Don Carlos Trouyet, señora Elena Suberville de Trouyet, doña Milly Hauss de Truyet, Francisco, Roberto y Teresita Trouyet durante la misa de difuntos por el descanso de los señores Carlos y Jorge Trouyet. Foto: Manuel Rojas/ Archivo El Universal.

Un dato interesante es que el piloto Práxedis López Ramos era miembro del Escuadrón 201 y tenía una renombrada carrera como piloto aviador, fue comandante del avión presidencial durante la administración del presidente Adolfo López Mateos y estuvo a cargo del mantenimiento del avión presidencial.

Años más tarde, en 1965, fue contratado por Carlos Trouyet como piloto instructor de vuelo para él y sus hijos y con licencia del gobierno federal pasó al servicio particular del empresario.

Según las fuentes oficiales, el piloto intentó aterrizar de forma manual la aeronave por orden de la torre de control del aeropuerto, pero los embates del clima hicieron que la nave se estrellara en un barranco muy cerca de la Ciudad de México, el teniente murió al instante junto con la tripulación.

Demostración de vuelo del 21° Escuadrón de Cazas Mexicano.  Dentro del grupo de soldados se puede observar al Teniente Praxadis López Ramos siendo el primero de izquierda a derecha arrodillado. 19 de junio 1945. Foto: U.S. Army Air Forces/ Especial.
Demostración de vuelo del 21° Escuadrón de Cazas Mexicano. Dentro del grupo de soldados se puede observar al Teniente Praxadis López Ramos siendo el primero de izquierda a derecha arrodillado. 19 de junio 1945. Foto: U.S. Army Air Forces/ Especial.

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Finalmente, el caso se cerró sin ningún tipo de investigación previa, ya que las circunstancias habían sido inesperadas y las pruebas que se recopilaron señalaban un accidente a causa del clima que azotaba aquella noche la capital.

La capilla universal que construyó en recuerdo de sus hijos

En la cima del cerro “El Guitarrón”, uno de los puntos más altos de Acapulco, se encuentra la Capilla Ecuménica de la Paz que destaca por la cruz atrial de concreto que tiene una altitud de poco más de 40 metros.

La capilla fue construida por la familia Trouyet, como un sueño que tuvo la señora Milly Hauss de Trouyet de erigir una capilla para conmemorar a sus dos hijos, Carlos y Jorge Trouyet que habían fallecido en 1967. Sin embargo, Milly Hauss no logró ver la obra terminada porque falleció antes por causas de salud.

Vista panorámica del cerro “El Guitarrón” donde se encuentra la Capilla Ecuménica de la Paz junto con su icónica cruz monumental.  Foto: Especial.
Vista panorámica del cerro “El Guitarrón” donde se encuentra la Capilla Ecuménica de la Paz junto con su icónica cruz monumental. Foto: Especial.

El tamaño monumental de la cruz y el lugar donde está erigida hacen este monumento visible desde casi cualquier punto de la bahía de Acapulco; asimismo, por las noches la cruz se ilumina siendo un referente que no deja de impresionar a los visitantes que miran las montañas desde la playa.

La cruz se iluminó por primera vez la noche del 24 de diciembre de 1970 hasta nuestros días. La monumental construcción tiene una cimentación de 20 metros de profundidad, enclavada en la roca del cerro, donde se encuentra construida la capilla y puede resistir vientos de más de 200 kilómetros por hora.

La construcción fue obra del monje benedictino Fray Gabriel de la Mora, también arquitecto y que contribuyó en el diseño y construcción de gran cantidad de templos, entre los que se puede destacar el proyecto de la Basílica de Guadalupe construida por Pedro Ramírez Vázquez.

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Capilla Ecuménica La Paz en el Club Residencial Las Brisas en una vista durante los años 70. Este conjunto arquitectónico fue inaugurado en 1971 y es obra de Gabriel Chávez de la Mora donde sobresale una imponente cruz de 42 metros de altura. Foto: Acapulco en el tiempo/ Especial.
Capilla Ecuménica La Paz en el Club Residencial Las Brisas en una vista durante los años 70. Este conjunto arquitectónico fue inaugurado en 1971 y es obra de Gabriel Chávez de la Mora donde sobresale una imponente cruz de 42 metros de altura. Foto: Acapulco en el tiempo/ Especial.

Esta capilla se denomina como “ecuménica”, es decir, que está abierta a cualquier culto cristiano sin ser estrictamente católico. Por esta característica, dentro del templo se pueden realizar matrimonios entre personas de diferentes religiones sin ninguna restricción.

El “ecumenismo” es una corriente ideológica que busca la restauración en la unidad de las diferentes ramas del cristianismo, separadas por cuestiones de iglesia, doctrina, intereses particulares, tradición o práctica, y que actualmente sus variantes son casi innumerables.

Bajo la cruz monumental se encuentra una escultura de bronce que simboliza dos manos que apuntan al cielo tituladas por el escultor Claudio Favier como “Las manos de la hermandad”, que representan la fraternidad que tenían los hermanos Jorge y Carlos Trouyet Jr.

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“Las manos de la hermandad” escultura realizada por el escultor Claudio Favier. Foto: Wikimedia Commons/ Especial.
“Las manos de la hermandad” escultura realizada por el escultor Claudio Favier. Foto: Wikimedia Commons/ Especial.

Ambas esculturas representan manos derechas, ya que su padre consideraba a sus hijos como un importante apoyo para él siendo sus “manos derechas”.

La Capilla Ecuménica de la Paz se abrió al público en 1971. Poco tiempo después de su inauguración, falleció Carlos Trouyet. Los restos mortales de los hermanos Jorge y Carlos descansan en el sepulcro que sus padres construyeron dentro de la capilla. Los cuerpos de Milly y Carlos Trouyet se encuentran en el mismo lugar, en el nivel inferior del santuario acondicionado para criptas.

La monumental cruz que se puede visualizar desde cualquier punto de la bahía de Acapulco es, a su vez, un recuerdo de los últimos años dorados de Acapulco en la que Carlos Trouyet dejaría parte de su vida y puede ser visitado por el público en general.

Vista nocturna de la cruz monumental de la Capilla Ecuménica de la Paz, su iluminación la hacen visible desde muchos puntos de la bahía de Acapulco. Foto: Acapulco.pro/ Especial.
Vista nocturna de la cruz monumental de la Capilla Ecuménica de la Paz, su iluminación la hacen visible desde muchos puntos de la bahía de Acapulco. Foto: Acapulco.pro/ Especial.

El legado de Carlos Trouyet, aunque su nombre no sea tan conocido como el de otros empresarios aun es tangible, su contribución para la nacionalización de Teléfonos de México, la construcción de diferentes desarrollos inmobiliarios, como Las Brisas de Acapulco, y las acciones en favor de instituciones educativas y culturales son proyectos que dejaron huella en el desarrollo de México.

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