El 10 de diciembre de 1993 marcó un hito significativo en la historia de México con la creación del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Surgió como respuesta a los altos estándares en propiedad intelectual (PI), una obligación asumida tras la firma del TLCAN que impulsó al país a establecer una institución robusta y proactiva en la protección de derechos.

Desde su inicio, el IMPI desafió el paradigma de las oficinas tradicionales de patentes y marcas al asumir funciones jurisdiccionales. Esta autonomía le ha permitido resolver procedimientos de nulidad y caducidad, además de investigar y sancionar infracciones no sólo a los derechos de propiedad industrial, sino también a los de autor, expandiendo sus facultades con la entrada en vigor del T-MEC.

El crecimiento del IMPI ha sido notable. Inicialmente con una plantilla de 200 personas, hoy cuenta con 900 empleados altamente capacitados, aunque este incremento no ha sido suficiente para atender la creciente demanda de servicios en los últimos años.

Los números hablan por sí solos: desde 1993 hasta el tercer trimestre de 2023, las solicitudes de patentes pasaron de 8 mil 212 a 11 mil 664; las patentes concedidas de 6 mil 183 a 8 mil 37. En el ámbito de marcas y registros, hemos pasado de 28 mil 920 a 162 mil 733.

Este crecimiento no se limita a la cantidad, sino también a la complejidad creciente de asuntos que se someten a consideración y resolución. El IMPI enfrenta desde la protección a innovaciones farmacobiológicas, hasta piratería en internet. Esto demanda un personal aún más especializado.

Un logro notable es que, gracias a la calidad del trabajo de sus examinadores, el IMPI, junto con IPOS (Singapur), fueron los primeros en establecer un programa de aceleramiento de examen con las cinco grandes oficinas de patentes del mundo (IP5): Estados Unidos, Unión Europea, China, Corea y Japón. Esto destaca la excelencia y reconocimiento internacional del trabajo desarrollado en México.

El valor del IMPI no sólo radica en ser el registro público de la propiedad más valiosa para las empresas y emprendedores, sino en su papel como guardián de denominaciones de origen y, desde 2018, de indicaciones geográficas. El instituto fue clave en la creación de otra entidad que llena de orgullo a México, el Consejo Regulador del Tequila.

La concientización sobre la PI ha sido otra faceta esencial del IMPI. Ha colaborado estrechamente con gobiernos estatales, instituciones educativas e investigativas, ofreciendo desde cursos introductorios, hasta establecimiento de centros de patentamiento.

En lo tocante a la observancia y defensa de patentes, marcas y derechos de autor, el IMPI realiza alrededor de 4 mil 500 visitas de inspección al año. En un país donde las violaciones son comunes, la tarea es exigente.

El reconocimiento internacional del instituto es innegable. Es una de las 15 oficinas más importantes en propiedad industrial a nivel mundial y la más grande en el mundo hispanoparlante. Gracias al programa Cadopat, surgido de la cooperación que México tiene con la región de América Latina y Caribe, países como Paraguay y Belice conceden patentes cuyo examen fue realizado en el IMPI.

Pese a los desafíos, el IMPI se ha mantenido firme, superando obstáculos naturales y enfrentando adversidades políticas. Su fuerza radica en su personal, cuya dedicación y profesionalismo aseguran la continuidad en mover a México en el ámbito de la PI.

En su 30 aniversario, el IMPI es más que un registro: es una pieza fundamental del motor para el desarrollo y bienestar de México. ¡Feliz cumpleaños IMPI!

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