Han transcurrido alrededor de ocho meses desde que decidimos el confinamiento. Luce ya lejano el día que empresas creamos comités de crisis por el Covid-19.

¿Qué ha cambiado en nosotros? ¿Cómo han aprendido las empresas a operar en tiempos de crisis?

En todo este tiempo, hemos aprendido tres cosas fundamentales:

1. Sobrevivir a la pandemia

2. Salir fortalecido

3. Desarrollar una nueva visión de la vida

Sobrevivir a la pandemia

De una u otra forma, hemos aprendido a convivir con el virus. Lo que en principio fueron las medidas básicas de higiene, hoy son una actividad mecánica, que ya no pensamos. Aprendimos a usar el cubrebocas (¡no hay que dejar de usarlo!), a lavarnos bien las manos y a cuidar la sana distancia. Sin entrar en polémicas sobre quienes no lo hacen con todo cuidado, la población en general y las empresas nos hemos visto obligados a replantear nuestra convivencia para evitar contagios. Las videoconferencias ya no son ajenas. Hemos aprendido a dominar distintas plataformas, y ya son parte de nuestra jornada diaria.

Nuestro reto es evitar enfermarnos, a toda costa. Las empresas hemos comprendido que la productividad y buenos resultados, no están asociados a la presencia de un colaborador en la oficina.

Salir fortalecido

Quedaríamos muy cortos si el único objetivo consiste en no contraer el virus. De nada hubieran servido tantas horas en casa. Han sido tiempos para convivir con la familia, conocernos mejor, retomar añejos pendientes, aprender cosas nuevas, leer, comer mejor, ejercitarse en la medida de lo posible. Pienso que ha sido una gran oportunidad para la humanidad este obligado encierro. La fortaleza se forja ante la adversidad. Ya llevamos 2/3 partes del año entre cuatro paredes, espacios amplios o estrechos, según las posibilidades. La diferencia está en nuestra disposición a salir adelante.

Las empresas resilientes son aquellas que hemos entendido muy bien este escenario y nos hemos concentrado en ser mejores: manteniendo la cercanía con el equipo, desarrollando proyectos de innovación, monitoreando los indicadores de gestión, trabajando arduamente y sin descanso.

Desarrollar una nueva visión de la vida

Los momentos de reflexión en estos meses nos han llevado a replantear nuestro presupuesto de gastos, los proyectos, nuestras relaciones. Es como una especie de depuración generalizada de todo, que termina en una definición muy básica: podemos vivir con menos. Y lo sencillo no está peleado con la posibilidad de un desarrollo pleno del ser humano. En esta nueva visión de la vida, hay espacio para las ambiciones intelectuales, afectivas y materiales. Pero algo sí es claro, todo esto es posible si en paralelo cuidamos nuestra salud.

Hablando de las organizaciones, tenemos la gran posibilidad de replantear estrategias de capital humano, tales como el home office y los programas de bienestar para los colaboradores. Se trata de aprender y preparar a nuestras empresas para el momento en que sea propicio regresar.

Una empresa exitosa sabe enfrentar la adversidad, desarrolla nuevas ideas, trabaja hacia el futuro y sale fortalecida porque nunca pierde su capacidad de lucha. Este año nos ha puesto a prueba, una dura prueba que en nuestro país ya rebasó el millón de casos y nos acerca a las cien mil muertes. Se requiere cuidarnos, con inteligencia y paciencia, un poco más, hasta que llegue la ansiada vacuna.

Socio Director de Servicio a Clientes de Interesse
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