En este artículo abordo factores de contexto que ayudan a entender las causas y motivaciones por las que Israel decide atacar a Irán en este momento preciso. Debido a que se trata de eventos en desarrollo, no me detengo en factores que tienen que ver con noticias de las que apenas nos estamos enterando, tales como los niveles de daño efectuados al proyecto nuclear iraní.

El contexto mayor

1. Como hemos explicado en este espacio, durante décadas, las tensiones entre ambos países han alimentado un conflicto enraizado en percepciones mutuas de amenaza existencial. Israel teme el potencial nuclear de Irán, mientras que este último considera su proyecto atómico y de misiles como una manera de equilibrar el juego, justo porque Israel posee armas nucleares. El enfrentamiento se extiende a través de diferentes frentes y, concretamente desde 2017, incluye bombardeos en Siria, ataques navales y cibernéticos, actos de sabotaje y asesinatos, entre otros, cada componente con consecuencias directas e indirectas. A pesar de esa violencia, en años recientes ambos bandos habían mostrado cierta contención, posiblemente influenciados por consideraciones estratégicas y geopolíticas, así como por la amenaza de una respuesta más amplia que pudiese incendiar la región.

2. Con el paso del tiempo, no obstante, la situación se volvió más compleja. Los enfrentamientos entre ambos fueron cada vez más públicos y arriesgados. Esto ha incluido ataques israelíes cada vez más directos a posiciones militares iraníes en Siria e instalaciones nucleares en Irán. Aun así, factores como las negociaciones nucleares, la estrategia de “paciencia estratégica” de Irán y su creciente cercanía con potencias como Rusia y China sugerían, al menos hasta hace unas semanas, una voluntad de mantener el conflicto en niveles relativamente controlados.

3. Este panorama cambia, por supuesto, desde el 7 de octubre de 2023. Israel entiende su confrontación con Hamás y la Jihad Islámica como parte de su enfrentamiento mayor con Irán. No solo porque ese país arma, financia y entrena a esas agrupaciones, sino porque otras milicias aliadas de Teherán participan con fuego desde esa fecha, enfrentando a Israel como parte de todo un sistema multifrontal de guerra con distintos niveles de intensidad.

4. Esto resultó esencialmente en (a) la decisión de Israel de enfrentar a Hamás, a la Jihad Islámica y a todo el eje de milicias proiraníes con un nivel de fuerza sin precedentes y (b) dos enfrentamientos directos entre Israel e Irán en 2024.

5. Mediante esas demostraciones de fuerza, Israel consiguió degradar las capacidades no solo de sus enemigos en Gaza, sino especialmente las de Hezbollah, la milicia libanesa que es una de las mayores aliadas de Irán en la región. Pero esta serie de golpes también terminó por debilitar al régimen de Assad en Siria, otro importante aliado de Teherán. Cuando los rebeldes en ese país lanzan una nueva ofensiva para derrocar al gobierno, Irán, sus Guardias Revolucionarias y las milicias aliadas ya no estaban en posición de defenderlo como sí lo hicieron desde 2011 en adelante. El resultado no solo implicó una caída adicional de un aliado mayor de Teherán, Assad, sino la pérdida de un espacio estratégico mediante el cual Irán se posicionaba contra Israel y por el cual armaba a su aliada libanesa, Hezbollah.

6. Por último, y, para resumir, en las confrontaciones directas entre Israel e Irán, el primero consiguió demostrar que tenía la capacidad de penetrar el espacio aéreo iraní y conducir ataques quirúrgicos diseñados para dañar tanto sus instalaciones nucleares como sus bases militares y sus sistemas de defensa antiaérea.

La ventana de oportunidad

Para el sector militar israelí, estas pruebas exitosas, sumadas a las defensas antiaéreas dañadas y al contexto que describo, ofrecían una corta ventana de oportunidad para dañar eficazmente el proyecto nuclear iraní, percibido en Israel, como dije, como una amenaza existencial. Este estado de debilidad geopolítica, que Irán no había experimentado en mucho tiempo, condujo a la conclusión en Israel de que un ataque mayor en contra de Irán era indispensable. De preferencia con el apoyo de Washington, pero incluso si Trump decidía no involucrarse, el ataque tendría que ejecutarse. Diversas filtraciones en medios revelaron que este ataque estaba planeado y proyectado para tener lugar en un período que iba desde mayo hasta octubre de este año

La oposición de Trump

Trump, sin embargo, tenía y tiene su propia agenda. Combinando sus doctrinas de aislacionismo transaccional, de “Hacer a EU Grande Otra Vez” y de “Paz mediante la fuerza”, y en seguimiento con un electorado en EU caracterizado por amplias mayorías de hasta el 70% que no desean ver a su país involucrado en una nueva guerra en Medio Oriente, sus despliegues incluyeron los siguientes factores:

1. Considerando que cuando en 2018 Trump abandonó el acuerdo nuclear iraní por ser “el peor acuerdo jamás firmado por EU”, pero que en ese momento Teherán no respondió favorablemente a sus estrategias de presión máxima, sino que terminó por radicalizarse aún más, esta vez, el presidente estadounidense venía completamente determinado a negociar un nuevo acuerdo nuclear que le otorgara una muy necesitada victoria política como “peacemaker”.

2. Pero para ello, tuvo que efectuar despliegues militares y navales considerables, atacar de manera directa a los houthies, aliados de Irán en Yemen, y amenazar a Irán indicando que la opción militar era real y que, si Teherán no cedía en las negociaciones, sufriría una devastación sin precedentes.

3. Por ello, Trump estuvo conteniendo a Netanyahu durante semanas, incluso mostrando momentos de tensión entre ambos mandatarios. Para el presidente de EU era necesario otorgar un tiempo a las negociaciones, incluso si el acuerdo que se lograría no sería el ideal. Para Netanyahu y el sector que le apoya en Israel, cualquier clase de acuerdo entre Washington y Teherán exhibiría las debilidades del anterior que había firmado Obama, y había que hacer todo lo posible por evitar su consecución.

4. A medida que fueron pasando las semanas, sin embargo, y conforme fue quedando evidente que las posiciones de Washington y Teherán no parecían estarse acercando, Trump se fue desesperando y volvió a sacar la carta militar.

4. Pero en el mundo de Trump, la mejor opción militar es la que le permite cumplir con amenazas sin tener que involucrar a EU demasiado.

La situación política en Israel

Todavía hay una pieza crucial a entender.

1. Más allá de consideraciones estratégicas de Israel, es indispensable comprender que Netanyahu es, sobre todo, un personaje político cuyas decisiones mayores, especialmente en los últimos años, están políticamente orientadas, incluso desoyendo consejos en materia de seguridad. Por tanto, los factores de política interna no pueden ser eliminados de la ecuación.

2. Por desacuerdos en cuanto a la conscripción de ciudadanos ortodoxos en Israel, su coalición de gobierno estuvo a punto de colapsar hace pocos días. Pero más allá de ello, la realidad es que sus niveles de aprobación, hasta antes de atacar Irán, estaban en el piso. La mayor parte de la sociedad israelí desaprueba su gestión de Gaza, desaprueba la última ofensiva mayor que el país ha desatado para conquistar la Franja, y desaprueba la indisposición del gobierno a efectuar concesiones para lograr un cese al fuego y liberar a los rehenes que siguen cautivos. Por tanto, si de verdad Netanyahu tuviera que convocar a elecciones en este punto, perdería un considerable número de escaños en el Parlamento y quizás la capacidad de seguir gobernando, cuando aún tiene encima tres casos de corrupción en su contra. En cambio, la eficacia con la que Israel ha atacado a Hezbollah y a Irán usualmente tiende a levantar considerablemente sus niveles de aprobación.

3. Así que estos factores no necesariamente explican la decisión de atacar Irán a nivel estratégico, pero sí contribuyen a entender los tiempos. La ventana de oportunidad producida por la debilidad iraní confluye con una ventana de oportunidad para obtener niveles importantes de aprobación política en un momento en que Netanyahu y su coalición verdaderamente lo necesitan.

La operación de Israel contra Irán

Al margen de que arriba indico que este texto no entraría en los detalles tácticos de la operación, es importante considerar los siguientes factores:

1. Israel por sí solo no tiene la capacidad de dañar irreversiblemente el proyecto nuclear iraní. Al menos, ese era el estimado militar hasta antes de este punto. Por tanto, para Jerusalem era necesario involucrar a EU en las operaciones, dado que su intervención cambiaría completamente el panorama.

2. Por tanto, lo primero que estamos viendo por parte de Israel consiste en efectuar daños a las capacidades defensivas de Irán, así como a su canal de mando y comunicaciones, tal y como lo hizo con Hezbollah. Pero hasta este punto desconocemos el monto del daño contra sus instalaciones nucleares.

3. Estimamos, sin embargo, que, si Israel consigue efectuar vastos bombardeos durante varios días, sin demasiada obstrucción en los cielos iraníes, en esa medida el daño al proyecto nuclear y de misiles iraníes será mayor.

4. Para evaluarlo mejor, tendremos que estar muy atentos a las represalias que lance Irán contra Israel y a la capacidad de ese país para sostener ataques continuos que duren cuando menos la misma cantidad de tiempo que Israel necesita para conseguir los daños que busca.

5. Por último, también tendremos que evaluar si es que EU termina arrastrado a esta confrontación, a pesar de que ello no era el deseo original de Trump.

Seguiremos monitoreando y escribiendo al respecto.

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