Aunque el dicho dice que nadie aprende en cabeza ajena, peor es callar. Ahora que nuestros hermanos argentinos nos pusieron el ejemplo, volcándose en las urnas para liberarse del atroz gobierno “marxicastrochavista” de Alberto Fernández, “amigo” y “correligionario” del “Supermegahiperfarmacéutico”. Como de costumbre, para los izquierdistas, la democracia, solo es democracia, cuando ellos ganan. Aunque Javier Milei, todavía no toma posesión, ya Polo Obrero, Troskos, Orcos, Izquierda Peronista, Izquierda Socialista y otros “zurdos” empezaron a mostrar sus “colmillos”. (como algunos eran quienes repartían la lana, entre los pobres, están protegiendo su “negocio”). Van a “defenderse”. Ya anunciaron que tomarán las calles. Son especialistas en; marchas, plantones, quema de pozos, manifestaciones, saqueos y demás violencia política. Cuentan con una buena cantidad de carne de cañón.

Para la izquierda, el triunfo de Milei es un mal que requiere corregirse. Por eso “YSQ”, Maduro, Petro y otros “izquierdosos”, ya brincaron. ¡Claro! Pues además de perder una víctima, significa un aliciente para países que están a punto de caer en sus garras, (como México), vean que pueden sacudírselos y esto los aterroriza. Sobre todo, si Argentina empieza a levantarse. Por lo pronto, el dólar bajó y las acciones de empresas argentinas subieron en la bolsa. ¡Ojalá sea un verdadero gobernante!

Italia bajo el gobierno de la derechista, Giorgia Meloni, está teniendo magníficos resultados. Esto es natural, pues tanto en el capitalismo, como en el comunismo, socialismo o como se le llame, el capital existe y juega un papel primordial. La diferencia estriba en que, en el capitalismo, aunque, luego suele haber concentraciones, (no siempre bien habidas), el capital está repartido. Mientras en el socialismo se reconcentra, en prácticamente, una sola entidad. Si los humanos tenemos cierta inclinación para aprovecharnos del prójimo; concentrando el capital y el poder en un solo órgano, las posibilidades de injusticias se multiplican exponencialmente. No olvidemos, que el famoso Estado, no es otra cosa que un grupito de listillos y no tan listillos, pero todos extremadamente abusivos, que están más preocupados en mantener sus privilegios clasistas, que en el bien común. Por esto la humanidad ha pagado millones de muertes y sufrimiento por la instalación y mantenimiento de este sistema opresivo.

Para colmo de males, mientras en los países “capitalistas”, además de tener repartido el capital, hay un poder político, más o menos, independiente. Aunque luego ambos suelen entrelazarse perversamente. Los políticos, deberían ser independientes, pero acostumbran venderse. Algo parecido sucede con los “periodistas”. Hay cierto paralelismo y hermandad entre políticos y periodistas. Se parecen y complementan. Los políticos necesitan que los periodistas los ensalcen, justifiquen o escondan. Los periodistas necesitan la lana y canonjías de los políticos. Y estas dos actividades “amafiadas”, son muy perjudiciales.

Además, en el capitalismo, los individuos gozan de cierta libertad. Algo valiosísimo, pero como, algunos, la obtenemos gratis, no sabemos aquilatarla. También los derechos humanos, son más o menos respetados. (Aunque desgraciadamente ya están perdiendo terreno). Obviamente, como toda sociedad humana, existen injusticias y abusos, incluso en instituciones, enfocadas a la espiritualidad. Pero en el comunismo, el monopolio del poder, propicia que los abusos y crueldades sean mucho más inhumanas y numerosas.

En los países “marxistoides”, la mafia del poder, no solo concentra el capital, en sus garras, también ostenta el poder político. Y, ya entrados en gastos, pretende controlar absolutamente todo. Literal. Con sus raquíticas “tarjetas de racionamiento”, (surtidas a medias), controla quien, qué y cuánto, “podría” comer, si hubiera. El Estado, o mejor dicho el “cabecilla” en turno, que detenta ese poder absoluto, determina a su arbitrio lo que se le antoja. En Cuba, siendo una isla hambrienta, prohíben pescar y acusan al “bloqueo” gringo. En la Corea comunista, el desquiciado Kim Jong-un, por sus purititos “d’estos” determinó los únicos quince cortes de pelo pueden hacerse hombres y mujeres, así como la vestimenta autorizada. Obviamente ningún varón puede tener la osadía de usar su “precioso” y clasista corte que lo hace sentirse “soñado”.

Y si pueden decretar en cuestiones tan triviales, obviamente, sienten “derecho” para reglamentar hasta el pensamiento y lo espiritual. Con eso de que a Marx dijo que la religión es el opio del pueblo, la combaten. La que más les incomoda es la católica. En China además de combatir al catolicismo, están persiguiendo despiadadamente a los uigures, una rama del islam. Pero, aunque sea opio, son fervorosos y apasionados misioneros pretendiendo imponer la religión del dios Estado.

Para imponerse y sostenerse, necesitan muchos pobres que dependan de las migajas que “misericordiosamente” tenga a bien brindarles. Necesitan seres destruidos, indefensos, adoctrinados, desconfiados, envilecidos, manipulables, incultos, (por eso los infames libros de texto), ignorantes, sin aspiraciones de ninguna naturaleza, (por eso el adoctrinamiento del par de camisitas), sin ingenio, (para que no puedan idear como liberarse). Necesitan que reine la desconfianza mutua, para que no puedan aliarse para rebelarse. Los hijos pueden denunciar a sus padres, los padres a sus hijos, los esposos a sus esposas, las esposas a sus esposos. Igual a sus amigos, vecinos o a cualquiera. Todos contra todos. Así, construyen un efectivo sistema gratuito de espionaje, a costa de la desconfianza y terror del pueblo. También hay desconfianza entre la clase dorada. (Como Stalin asesinó a Lenin, por miedo se escondía para dormir). Todo un infierno muy bien pensadito, en donde ni siquiera los “privilegiados” pueden vivir en paz.

El marxismo se proclama promotor de una sociedad igualitaria y sin clases. Como suena muy bonito, tiene creyentes, pero, es una engañifa. Para empezar, la naturaleza se afana en marcar diferencias. No hay dos hombres idénticos, ni dos cebras con las mismas rayas. Es más, las diferencias individuales, son indispensables para el buen funcionamiento y riqueza social.

En la sociedad comunista sin clases, hay dos clases. La burguesa y la proletaria. Mientras unos tienen derecho a todo, (menos a la paz interior), los otros, solo a migajas, pero “igualitariamente”. Nadie tiene derechos humanos. Está comprobado que lleva a la miseria y al fracaso. Varios países europeos se liberaron de él, pero los todopoderosos, del “Club de los hijos de puta”, como los llamaba Kennedy, lo sostienen artificialmente con recursos abundantes y otros artilugios. A los globalistas se les olvida que también mueren. El nefasto Henry Kissinger murió. Dios le haya tenido piedad.

El marxismo va totalmente en contra la esencia de la naturaleza humana y cuenta con apoyos de la más diversa naturaleza; movimientos sociales, guerrilleros, medios de información, (para desinformar), agentes infiltrados por todos lados, incluyendo la Iglesia Católica y muchísimos más. Es un plan integral que explota con astucia demoníaca las debilidades humanas. Por eso pudieron

llevar a la presidencia de México y de otros países, a sus peleles, algunos de los cuales son verdaderos sociópatas. Por eso suelen practicar el genocidio.

A grandes rasgos, esos son algunos de los males que nosotros, nuestros hijos, nietos, bisnietos y demás descendientes, sufriremos en carne propia, si “hoy”, no reaccionamos con la fuerza requerida y dejamos que “YSQ” se salga con la suya.

Las encuestas indican que vamos atrás. Esto no es para asustar, un oportuno aviso, para que acicateados reaccionemos con fuerza, inteligencia y madurez. Todavía, estamos a tiempo. Aunque enfrentamos a un enemigo muy poderoso, que, ilegalmente usa, a sus anchas, los recursos públicos para “comprar” votos. También tenemos otros frentes. Como cuidarnos de los partidos políticos, pues con eso de las candidaturas, están mostrando que, van a lo suyo. Apoyar fuertemente a Xóchitl, cuidándola de los ataques y sus debilidades. Lograr que una multitud de engañados, indolentes, ignorantes, necios y demás electores desorientados, vean la realidad y despierten. Esto es un gran reto, los humanos somos demasiado complejos y no muy inteligentes. Tenemos que echarle muchas, pero muchas ganas.

Si el enemigo, en su perversidad recurre al mal. Los creyentes, podemos recurrir al Bien. Y este, es mucho más poderoso que el mal.

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