La unión de tecnología y finanzas generó nuevas soluciones en las operaciones que sólo realizaba la banca tradicional. Sin embargo, en México rompe tres paradigmas globales: la edad promedio de usuarios no está entre los millennialls sino en la generación X, las emplea un mercado potencial muy basto de consumidores y micros y pequeñas empresas y, a diferencia de sus pares en otros países, no abarcan una gran gama de servicios: se especializan en uno solo.

Los adultos mayores rompieron la brecha generacional en el uso tecnológico a raíz de la pandemia del Covid-19, aunque lo llamativo del caso es que representan el grueso de usuarios a diferencia de la moda mundial centrada en los veinte y treinta años.

No sólo es la edad. Otra diferencia sustancial de las Fintech mexicanas respecto a las tendencias presentadas a nivel mundial, es que los servicios no restringen a consumidores personales, sino que las pymes encuentran en estas soluciones una opción más asequible para operaciones diversas como préstamos, donde sólo el 25% de ellas tiene acceso a los créditos bancarios.

Otros usuarios comunes son microempresarios y profesionistas freelancers. Los gig workes, mini negocios como detallistas con una caja de salida y participantes de la economía informal son otros clientes reales y potenciales de las Fintech. Tales datos se evidenciaron en la última Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas 2018.

Es decir, mientras a nivel mundial se destaca la conveniencia de las Fintech para operaciones imprevistas en horarios inusuales, en nuestro país son soluciones para el 70% de la población que no está bancarizada. La Fintech se convierte, asimismo, en un factor crucial para dinamizar la economía de trabajadores contratados por proyectos y microempresarios de los sectores de comercios y servicios.

La tercera diferencia de las Fintech mexicanas con las que operan a nivel mundial es su alto grado de especialización. El 80% de las soluciones tecnología-finanzas se centran en el consumo, mientras que a nivel mundial abarcan una amplia gama de servicios en los que desarrollan modelos económicos similares a los de los bancos, como instituciones financieras tradicionales o como ecosistemas orquestados por grandes compañías tecnológicas que ofrecen servicios financieros para mejorar sus plataformas.

También existen aquellas que venden servicios a instituciones financieras para ayudarlas a digitalizar sus plataformas tecnológicas y optimizar la gestión de riesgos y la experiencia del cliente.

En sí, en México las soluciones tecnológicas de finanzas presentan un alto grado de tropicalización y pragmatismo. Prácticamente aparecieron en el país con la pandemia de Covid-19 y despegaron en medio de un mercado altamente recesivo en el que se impuso el alejamiento social y la digitalización. La omnicanalidad bancaria sirvió para la presentación de las APP que desplazan ya a la banca tradicional entre los sectores que no tuvieron acceso a ellos.

Paradójicamente, usuarios bancarizados encuentran en las nuevas aplicaciones ventajas como asequibilidad con horarios 24X365, eliminación de burocratismo y respuestas inmediatas.

Especialista en finanzas personales.

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