Covid-19 representa un parteaguas en la manera de trabajar, interactuar y vivir. Pero también establece el incremento de innovaciones y startups a nivel mundial.

Históricamente, una crisis representa oportunidades.

Así, General Motors Company surgió en 1908 en la ciudad de Detroit en plena recesión, tal fue el éxito que al día de hoy posee las marcas Cadillac y Chevrolet. Mientras, Airbnb apareció en pleno colapso de la economía de Estados Unidos en el ramo inmobiliario y consiguió tener un valor de 31,000 millones de dólares en 2019, sobrevivió a la pandemia de la Covid-19 y hoy está dispuesta a crecer.

Otro ejemplo es Microsoft, que inició operaciones en plena recesión de 1973 y con un desempleo al alza de 9%. Un joven, al día de hoy muy conocido, abandono sus estudios y decidió poner en marcha su proyecto, Bill Gates daba inicio a una de las empresas más importantes y reconocidas del mundo.

También, en plena pandemia, testificamos el crecimiento de marcas como UBER, y Rappi y Privalia. Por cierto, UBER apareció durante la recesión del 2008.

Actualmente, la creación de nuevos negocios es la principal prioridad del crecimiento orgánico de las compañías. Y cada vez más, las empresas tradicionales lanzan negocios nuevos. Las compañías que dan prioridad al desarrollo de nuevos productos, servicios o modelos de negocio, tienden a crecer más rápido que sus iguales. En su mayoría responden con mayor resiliencia a la volatilidad y los choques económicos del mercado y, a medida que ganan experiencia en la creación de negocios, tienen más éxito.

Asimismo, la innovación no sólo se incrementa, sino también los intraemprendimiento. Ambos impulsan el crecimiento orgánico y mejoran las perspectivas de las compañías que buscan alcanzar a empresas con alto rendimiento.

Incluso antes de la pandemia, el desarrollo o creación de nuevos negocios gana importancia para las compañías tradicionales que buscan utilizar modelos de negocio, productos y servicios innovadores para afrontar las amenazas y oportunidades de un mundo digitalizado. La crisis del Covid-19 aceleró e intensificado esa tendencia.

Más que las fusiones y adquisiciones, el crecimiento orgánico genera mejor rendimiento para los accionistas que los que generan las transacciones, incluso en tiempos de mayor normalidad. La creación de nuevos negocios implicó el crecimiento a tasas superiores que la media de los sectores.

El boom del emprendimiento también está marcado por la desaparición de empleos formales en todos los sectores económicos. Esto impone la búsqueda de soluciones y mayor reticencia a frenos personales para iniciar un negocio como la edad.

Una crisis echa por tierra el mito de que sólo los miembros de las generaciones más jóvenes inician nuevos negocios. En general, la experiencia también juega un rol trascendental para innovar la gestión de negocios y ampliar las propuestas y soluciones para satisfacer un mercado recesivo pero más exigente.

Vale mencionar, sin embargo, que sólo el 24% de las nuevas empresas a nivel mundial logran consolidarse y crecer, por lo que resulta fundamental generar una buena idea (y las firmas que integran a su cultura la experimentación son más proclives a poseerlas), allegarse de información de expertos y especializarse. La planeación es un elemento vital para las compañías que desean el crecimiento orgánico del mercado.

Autora y representante de la fintech trasnacional Cash Cash.

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