El viernes pasado Jerome Powell, Presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal de los Estados Unidos, pronunció uno de sus discursos más esperados del año. Esto se dio en un contexto en el que, aunque la inflación en ese país se mantiene muy elevada, parece haber llegado a su pico e incluso en la última observación los distintos índices de precios ya muestran una disminución.

Lo anterior dio lugar a la expectativa en los mercados financieros de que el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos sería menor de lo previamente anticipado. El discurso de Powell es claramente parte de una estrategia de la Reserva Federal para balancear estas expectativas, y es compatible con lo que él mismo ha venido enfatizando desde hace algunos meses:

No obstante su mandato dual, la principal preocupación de la Institución en este momento es reducir la inflación a su meta de 2% anual, ya que sin estabilidad de precios la economía no puede funcionar bien para nadie;

Esto requerirá de una política monetaria restrictiva que llevará a un periodo de crecimiento económico por debajo de su tendencia de largo plazo;

Lo anterior acarreará costos para las familias y las empresas, pero la alternativa es mucho peor, ya que se corre el riesgo de que niveles elevados de inflación se arraiguen en la determinación de precios y salarios.

Aunque todo esto ya se había explicado de una u otra forma con anterioridad, el discurso impactó los mercados accionarios, cambiarios y de valores gubernamentales a nivel global. ¿Porqué? Muy simple. Powell dejó en claro que el reciente descenso de la inflación no proporciona suficientes argumentos para pensar que la inflación está mostrando una tendencia a la baja, y reiteró que no están dispuestos a bajar la guardia hasta que estén convencidos de que la inflación está encaminada a converger a la meta de 2%.

La situación es sumamente incierta y, como es obvio, la Reserva Federal desconoce con qué velocidad y hasta qué nivel tendrá que aumentar su tasa de interés de referencia. Así, Powell enfatizó que esto dependerá de la información de la que se disponga y de la forma en la que evolucione el panorama económico.

Lo que sí sabemos, y fue reiterado por Powell en su discurso, es que la Reserva Federal tiene un compromiso incondicional con la estabilidad de precios. ¿Cómo puede interpretarse lo anterior? Aunque no es su intención y procurarán que esto no suceda, están dispuestos a subir su tasa de interés aun si esto propicia una recesión en Estados Unidos y/o una etapa de salidas de capital de las economías emergentes y turbulencia en los mercados financieros internacionales.

¿Cuáles son las implicaciones para el Banco de México? La verdad es que no veo márgenes de maniobra para la política monetaria. Estamos enfrentando la mayor inflación anual en casi 22 años, con una tendencia al alza, con un pico que puede estar próximo pero rodeado de incertidumbre, con expectativas de largo plazo desancladas, y con un déficit de credibilidad en las proyecciones de inflación del Banco Central tanto para 2023 como a más largo plazo. La situación no está para correr riesgos adicionales. En los próximos meses, la tasa de interés de política monetaria en México debería moverse de manera paralela con la de la Reserva Federal.

¿Existe la posibilidad de desacoplamiento? Por supuesto. Además de que el ciclo de restricción monetaria en nuestro país ha sido más largo y acentuado que en Estados Unidos, como lo muestra un estudio reciente del Banco de México, a lo largo de los años los ajustes de la tasa de referencia interna no necesariamente han guardado sincronía con la de Estados Unidos. De hecho, tengo la impresión de que este desacoplamiento podría tener lugar durante el primer semestre del año entrante, si la inflación empieza a ceder en línea con lo proyectado por las autoridades monetarias.

La siguiente pregunta es ¿cómo se debe manejar la comunicación sobre este tema en el Banco Central? Creo que sería un error poner sobre la mesa en este momento el argumento del desacoplamiento. Como en los Estados Unidos, lo que debe transmitir el Banco Central es su compromiso de tomar las acciones necesarias para que la inflación converja a la meta. Más adelante, cuando las condiciones sean más propicias, habrá tiempo para discurrir sobre el momento del desacoplamiento. Desviar la atención hacia este tema bajo las circunstancias actuales, sería el equivalente de abrir la discusión sobre la conveniencia de reducir el tamaño del cuerpo de bomberos, en un entorno de riesgo de incendios masivos.

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