Probablemente soy un optimista exagerado sobre la Guerra de Aranceles de Donald Trump, pero prefiero ver oportunidades y no calamidades. En las últimas semanas he visto como varias industrias mexicanas pueden beneficiarse de esta nueva política comercial de EU y creo que las productoras de contenidos audiovisuales también tienen una gran oportunidad de desarrollo.
Si no lo sabías, desde hace tiempo, Los Ángeles dejó de ser el centro neurálgico de la producción audiovisual. La caída en los días de rodaje, el desdén legislativo hacia los incentivos fiscales y la salida en estampida de trabajos de posproducción están dejando el set vacío. Si a eso le sumamos la guerra arancelaria de Trump, todo se conjuga en una serie de drama digna de las pantallas más exitosas.
Según la asociación civil, FilmLA, los días de filmación en el primer trimestre de 2025 cayeron 22% comparado con el mismo periodo del año anterior. Y si hablamos de música cinematográfica, pasamos de 127 días de grabación en 2022 a apenas 11 en lo que va del año.
Mientras los políticos gringos siguen peleándose por si dar incentivos fiscales es una dádiva inmoral, otros países abren sus puertas a las productoras globales. Australia y España tienen una alfombra roja fiscal que sigue atrayendo rodajes como si fueran estrenos de verano. Pero si los aranceles siguen apretando, el glamour se puede volver gravoso, incluso para los españoles y australianos. Las cámaras, el maquillaje, el vestuario, los efectos especiales, todo puede salir más caro cuando el modelo de comercio global se desmorona.
Y es ahí donde entra México, no como el actor secundario, sino como el que espera paciente su oportunidad de protagonizar. La combinación de infraestructura técnica, costos controlables y ubicación estratégica convierte a nuestro país en una alternativa neutra y lógica. En tiempos de guerra comercial, quien no toma partido se vuelve escenario perfecto.
No es gratuito que, en febrero pasado, Netflix anunció que invertirá mil millones de dólares en México entre 2025 y 2028. La meta es producir más series y películas, trabajando con los Estudios Churubusco para modernizar instalaciones. No lo hacen por amor al arte, lo hacen porque las cuentas les cuadran.
Por eso, en su revisión anual de negocios, los ejecutivos de Netflix se mostraron muy orondos de su estrategia global. Proyectan crecer su base de suscriptores a 410 millones para 2030, frente a los 301 millones actuales.
Incluso estiman que mientras las salas de cine batallarán por llenar butacas en un entorno recesivo, el streaming se consolidará. Y si el consumidor prefiere quedarse en casa viendo contenido en vez de salir a cenar, las plataformas necesitan más y más producciones. Pero producir cuesta. Y producir con aranceles, cuesta más.
Por eso, si Trump quiere seguir con sus aranceles, que lo haga. México puede convertirse en el nuevo set favorito del entretenimiento global. En esta película, los aranceles podrían ser el mejor villano que nos ha tocado. Silencio en el set, corre cámara, grabando, cinco, cuatro, tres, dos…
Plagiarios de información
En el arte de manipular la verdad y disfrazar el chantaje con legalidad, siempre hay innovaciones. Intimidar a los medios no es nuevo, pero sí cada vez más refinado.
Ahora resulta que hay una nueva cepa de plagiarios digitales, esos que no se conforman con piratear contenido, sino que además lo usan como arma.
Todo empieza con un supuesto despacho de abogados alemanes que anda cazando medios digitales latinoamericanos con el pretexto de “defender los derechos de autor” de fotógrafos y artistas digitales. Tras encontrar una imagen en un sitio web que supuestamente es de sus representados, mandan un correo con amenazas de demandas legales y piden una "compensación económica".
El correo viene muy bien armado, con citas legales, referencias internacionales y palabras que suenan fuerte. Pero cuando se les responde con algo tan básico como “¿me puedes mostrar el documento que te acredita como representante legal del autor?”, entonces el abogado alemán se vuelve mudo. Silencio absoluto. En algunos casos, hasta los autores reales de las imágenes han sido amenazados.
Pero esto es apenas un aperitivo pues hay otra modalidad de extorsión que ya raya en lo criminal. Varios medios digitales y tradicionales de México han recibido correos firmados por un poderoso empresario inmobiliario que tiene la necesidad de limpiar su huella digital a billetazos. La “solicitud” pide bajar notas incómodas que hablan de sus problemas con la Bolsa Mexicana de Valores, pero si los medios lo ignoran o rechazan la petición vienen las amenazas por “uso indebido de propiedad intelectual”.
De manera similar a lo que hace años hizo la empresa española de limpieza de reputación digital, Eliminalia, un despacho de especialistas, presuntamente contratados por el empresario, utilizan fraudulentamente las legislaciones del DMCA (Digital Millennium Copyright Act) para eliminar las investigaciones periodísticas, alegando tener la propiedad de los derechos.
El modus operandi es mediante una cuenta gratuita de Tumblr. Sí, el Tumblr que muchos daban por muerto y el truco consiste en copiar íntegra la nota que se quiere hacer desaparecer, subirla en esa red social y ponerle fecha anterior a la original. Luego, se contacta al proveedor de hosting del medio real y se denuncia el “plagio”.
Lo peor del caso es que algunos proveedores de hosting no solo bajan la nota, sino que bajan todo el sitio. Sin verificar nada. Sin preguntar. Sin investigar.
Usar leyes de derechos de autor para suplantar la realidad y hacerle cirugía plástica a la reputación de poderosos no es nuevo. Lo novedoso es que usan redes sociales y cuentas anónimas que amedrentan a proveedores de servicio. “Mejor bajo todo antes de meterme en líos legales”, piensan.
Por eso, este artículo no es solo un chisme. Es un llamado de atención a los medios, a los colegas, a los fotógrafos reales y hasta a los dueños de los servidores. Pongan atención porque sí hoy te bajan una nota, mañana te borran tu historia.
Columnista y comentarista