Hoy que tengo la oportunidad de compartir mi experiencia como miembro de la comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Me gustaría empezar agradeciendo esta iniciativa, como muchas otras que realiza la Fundación UNAM, para difundir y apoyar el trabajo de los universitarios en diversos frentes y con el objetivo de impactar en diferentes niveles.

Antes de ingresar al bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades tuve la oportunidad de practicar futbol americano en categorías infantiles, una de las actividades deportivas que se desarrollan dentro de la Universidad. Esta actividad, que no me hacía un miembro oficial de la comunidad universitaria, resultó en mi vida completamente formativa. Entrenar en Ciudad Universitaria era algo único, contemplar las icónicas construcciones al atravesar el campus de CU para llegar a los entrenamientos o mientras corríamos en los circuitos hacia el Jardín Botánico o el Estadio Olímpico, era imponente. Recuerdo que, desde pequeño, para mí y para muchos compañeros era un sueño imaginar estudiar en la UNAM o llegar a formar parte de los Pumas, el equipo representativo. Aspiración que desafortunadamente no fue posible en mi caso por diversas necesidades familiares y personales.

Mi paso por el CCH Sur me permitió entender que en la Universidad uno tiene la oportunidad de acercarse a un sinnúmero de influencias y experiencias, y que es trabajo de cada uno encaminar estas experiencias para que abonen en el desarrollo de cada uno como individuo. Después del CCH tuve oportunidad de cursar mis estudios profesionales en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, en la carrera de Psicología. Recuerdo que nunca he leído tanto como en mi paso por la FES-Z, casi todas las clases tenían un espacio para la exposición de lo que uno había entendido y esto incluía frecuentemente discusiones académicas con compañeros y profesores. Cuando terminé la licenciatura tuve la oportunidad de ser aceptado en un Instituto Nacional de Salud para realizar mi servicio social, y en el que de manera muy orgullosa encontré otros zaragozanos con los que tuve oportunidad de trabajar y aprender. Luego, las actividades que realizaba y que se esperaban de mí me encaminaron a buscar un programa de posgrado que nuevamente encontré en la UNAM y fue así como pude incorporarme a la Maestría en Ciencias de la Salud con campo disciplinar en Epidemiología, en el que he tenido la fortuna de concluir el Doctorado con un reconocimiento y apoyo económico por parte del a FUNAM.

Además de brindar formación profesional para miles de mexicanos, la Universidad es tan generosa que nos da a muchos egresados la oportunidad de participar en la formación de nuevos profesionales; lo que a su vez representa más oportunidades para actualizarnos, seguir aprendiendo y mantenernos en contacto con nuevas ideas para enfrentar viejos y nuevos problemas.

No deja de sorprenderme que la mayor parte de las personas que han influido de manera importante en mi desarrollo académico y profesional han tenido un vínculo con la UNAM. La Universidad ha representado para mí un escenario académico y profesional en el que he encontrado la posibilidad de vincularme con actividades y personas que cambiaron mi vida y la de mi familia; por estas muchas razones me siento: orgullosamente universitario.

Laboratorio de Demencias INNN-MVS/ Premio Alzheimer 2019-2020 Fundación Moisés Itzkowich-FUNAM 1ª Edición.

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