El sábado, Matías Almeyda se presentó en el Toyota Stadium para jugar contra el FC Dallas. Se le nota cómodo, adaptado a la MLS, pero —para su currículum— no ha ganado maldita la cosa en Estados Unidos, ha pasado inadvertido y ha convertido a San José Earthquakes en un equipo más, del montón. En la actual temporada, está en el lugar 11 de 13 clubes que componen y en el lugar 21 de 27, si tomamos en cuenta a las dos conferencias.

Es un equipo de bajo presupuesto. El valor de su plantilla es de poco más de 30 millones de dólares, solamente supera al Houston Dynamo y Real Salt Lake; se encuentra lejísimos de las potencias económicas de la Liga. Atlanta United vale casi 83 millones de dólares y NYFC 56. Por eso, se le ve cómodo. Les da igual si hay victorias, empates o derrotas. Antes del juego de anoche contra el Salt Lake, había perdido ocho de 23 juegos.

Su posible regreso a Chivas está condicionado a varios factores. Almeyda debería ser Peláez y Vucetich al mismo tiempo, un manager general y entrenador del primer equipo. Demasiado ego habría si no sucede esto. Amaury Vergara apostaría a algo inusual en el futbol mexicano y podría crear un antecedente exitoso, ya que muchos de los problemas que ha tenido Chivas en los últimos dos torneos es que todos quieren meter la mano, desde la dirección de comunicación, fuerzas básicas, dirección deportiva y cuerpo técnico. Demasiadas opiniones y la mayoría es humo.

Matías Almeyda con el control total firmaría el 8 de noviembre, un día después de ser eliminado el San José, porque no se ve cómo llegaría a los Playoffs. La libertad contractual que tendrá lo hace el objeto del deseo de varios; claro, Chivas siempre como primera opción, pero habría otras.

La evidente falta de identidad en Rayados , producto de la dirección técnica de Javier Aguirre, sería otra extraordinaria ventana para Almeyda. A diferencia de Chivas, donde no hay dinero y los refuerzos están extremadamente limitados, al estadio BBVA llegan y llegan futbolistas, sobre todo de los que al Pelado tanto le agradan: sudamericanos.

En la MLS, sólo ha ganado dinero, no habrá gloria deportiva ahí. San José está muy lejano a ser de la élite de Estados Unidos y, si quiere ganar títulos y que los reflectores vuelvan a ser parte de su vida, el regreso a México sería inminente, sobre todo por el real interés de equipos protagonistas en la Liga. Claro, a diferencia de la “beca” en Silicon Valley, en esta Liga se le exigirá, se le criticará, se le presionará y se le alabará, algo que desde su salida de Chivas no ha vivido.

Más allá de Almeyda, lo que es urgente en Chivas son cambios. El desgaste de Vucetich, esperando su finiquito, le está haciendo mucho daño al equipo; claro, todo propiciado por una pésima gestión deportiva, que aceptó condiciones fuera de toda proporción en días de crisis. Algo similar sucederá en Rayados si no vienen resultados inmediatos; la Concachampions y el clásico regio se convierten en la prueba inmediata para que los directivos de FEMSA tomen decisiones sobre Aguirre, quien —a diferencia de Chivas— podría aún salvar y hacer funcionar al equipo, aunque quien sabe de historia, sabe que no cambiará.

@gvlo2008

gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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