Cuando la ambición profesional es bien encaminada, hay que destacar al personaje que protagoniza una manera de pensar fuera de la lógica o la comodidad de la mayoría. Ese es el caso de Ignacio Ambriz, quien recién ganó el título de la con el León y ha vuelto a manifestar su necesidad por salir del país para buscar dirigir en Europa, sin importar que tenga que abrirse camino, incluso desde alguna Segunda División.

En la vorágine mediática que suele envolver a los técnicos que han conseguido un campeonato y que además, como es el caso, han logrado que su equipo sea el que mejor juega en la Liga, de inmediato se comenzó con la candidatura de Ambriz para suceder a Gerardo Martino en la Selección Nacional. Y por supuesto que a este hombre le gustaría dirigir al representativo de su país, pero tan maduro como lo fue su escuadra para vencer en la final a los Pumas, no futurea con un puesto que no estará disponible hasta dentro de dos años.

Luego, entre las tantas preguntas que han surgido para este entrenador, la que más llama la atención (por la respuesta del propio Ambriz), es la de si no le incomodaría tener que empezar desde muy abajo como estratega en el futbol europeo; es decir, que tenga que ir a una Segunda División para mostrar su capacidad y, entonces sí, dar el salto a clubes de mayor calidad y con más aspiraciones. Quizá su paso por el Guadalajara y el América, instituciones de gran peso, le ayudó a entender que el camino corto no siempre es el mejor.

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La historia que tiene como auxiliar técnico de Javier Aguirre en España (con el Osasuna y el Atlético de Madrid) es una carta de recomendación que no tiene ningún otro estratega mexicano y que, sin lugar a dudas, debe aprovechar. Nacho, quien en alguna entrevista dijo que su primer instinto era convertirse en director deportivo después del retiro, está para ser entrenador y lo puede hacer fuera de estas fronteras sin problemas.

Ambriz hace bien en ni siquiera hacerse planes mentales con dirigir a la Selección Nacional, por ahora. Si está determinado a dirigir en Europa, que lo haga; quizá no en enero, por lo cerrado que puede estar el mercado, pero sí en el verano, una vez que haya finalizado —además— su vínculo con el León y que la ventana de oportunidades sea más amplia. Nada, absolutamente nada, lo ata futbolísticamente a México y, si en sus necesidades como profesional está salir de la zona de confort y enfrentar el riesgo de hacer carrera en el futbol europeo, que lo haga

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