Pensé en iniciar este escrito diciendo que me sorprenden los detractores de "Canelo", pero la realidad es que —de ese sector que a ultranza busca demeritar a "Canelo" y Eddy Reynoso— ya no me sorprende nada.
Y es que, esperar años y años una caída de Saúl Álvarez por parte de sus haters, me hace reconocer su paciencia y a la vez, su obstinación. Son profesionales del odio… Y de la paciencia.
Instantes después de la dolorosa derrota de "Canelo", muchos mexicanos celebraron como si México hubiera ganado el Mundial de Futbol. Lo triste es que — quienes se desgarraban la garganta festejando el tropiezo del tapatío— no se dan cuenta de que, al aplaudir su revés, exhiben sus complejos, sus frustraciones y dicho vulgarmente, sacaron el cobre.
Con los años, he aprendido a respetar las opiniones contrarias a la mía: difiero y nada más. Pero me ha llamado poderosamente la atención escuchar en repetidas ocasiones la frase: “A 'Canelo' lo llevaron a la escuelita”.
No sé cómo definir ese término, pero intento entenderlo. Si fuera futbol, quizá lo que quieren decir es: “A 'Canelo' lo golearon”.
Yo no vi goleada, ni escuelita. La realidad está en las tarjetas oficiales de los jueces: 116-112 y 115-113 x 2. Si Pitágoras no mentía, la histórica pelea de Canelo vs. Crawford estuvo mucho más cerca de un empate que de una supuesta goleada.
Lee también Saúl 'Canelo' Álvarez rompió un récord histórico en el boxeo en su pelea con Terence Crawford

Canelo y Eddy Reynoso, sin duda, deberán analizar lo que falló. Apremia ajustar y planear el futuro. Es evidente que el volumen de golpes no fue su mayor virtud, como tampoco lo fue el cierre en los rounds de campeonato.
Ellos lo saben mejor que nadie y seguramente ya trabajan en ello, pero hay de críticas a críticas.
Cala hondo la derrota de "Canelo", tras tantos años como campeón mundial. Sin embargo, lo que más me duele es ver cómo un sector de fanáticos y analistas mexicanos esperó agazapado este momento para, apenas anunciado el resultado, lanzar zarpazos cargados de odio contra alguien que tanto le ha dado a la tierra del Tequila y del Mariachi.
Dicen, y dicen bien, que cada cabeza es un mundo. Yo celebré por una parte las fiestas patrias y por otra, lamenté profundamente la caída de nuestro campeón. A mí, las derrotas de mis paisanos no me llenan de alegría.
Las derrotas dividen, pero también retratan quién es quién.
La pregunta es: ¿cómo habrán celebrado los detractores de "Canelo" las fiestas patrias?







