“¡El cambio climático ya comenzó, y la guerra por el agua también!” ¿Qué esperamos?

¿Nos estamos suicidando? Extraña y cruel interrogante, amable lector, pero, todo parece indicar que así es. Aunque, a decir verdad, la población mundial no está debidamente informada sobre la catástrofe ambiental y sanitaria, que inició ya hace rato, que está empeorando y que se teme lo peor dentro de poco. Pero, la población tiene, sin embargo, algo de conocimiento de que sí hay un gran problema de salud, solo que, curiosa y extrañamente, no tiene ni idea de lo que realmente se trata. Y si no sabe lo que está sucediendo, mucho menos reconocerá, y aceptará, que el causante de este problema somos todos en su mayor parte. De ahí, quizá, se deba que no alcancemos a entender que, debido al “moderno sistema de vida” que “nos obliga” al consumo de productos procesados altamente contaminados disfrazados de alimentos y satisfactores personales, en los que destacan, sobre todo, los empaquetados, enlatados y el boyante negocio del agua embotellada, amén de las “comidas chatarra”, nuestra salud está en constante y grave riesgo.

En el último Informe Mundial Sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de la ONU de 2019, que se centra en el tema “No dejar a nadie atrás”, coordinado por la UNESCO, cuya Directora General, la doctora Audrey Azoula, señala que, textual: Es mucho lo que hay en juego. Casi un tercio de la población mundial no tiene acceso a servicios de agua potable administrados de manera segura, es decir, que solo dos tercios de la población mundial tienen accesos a estos servicios. La intensificación de la degradación ambiental, el cambio climático, el crecimiento demográfico y la rápida urbanización, entre otros factores, también plantean desafíos considerables para la seguridad hídrica. Además, precisa, en un mundo cada vez más globalizado, el impacto de las decisiones relacionadas con el agua traspasa las fronteras y afecta a todos. Asimismo, agrega, al actual ritmo de progreso, miles de millones de personas seguirán sin poder disfrutar de su derecho al agua y al saneamiento ni de los múltiples beneficios que dicho acceso puede proporcionar. Sin embargo, señala, este informe concluye que estos objetivos son totalmente alcanzables, siempre y cuando exista una voluntad colectiva para hacerlo, lo que implica nuevos esfuerzos para incluir a aquellos “que se quedan atrás” en los procesos de tomas de decisiones.

Este último Informe coordinado por la UNESCO, es el resultado de un esfuerzo de colaboración del Sistema ONU-Agua y ha sido posible gracias al prolongado apoyo del gobierno de Italia y la Región de Umbría, concluyó.

Esta valiosa información, con datos relevantes, que de hecho no es nada nuevo, puesto que de manera alguna ya se conoce, casi desde siempre, tiene, sin embargo, mucho de actualidad, porque no pierde vigencia, por el contrario, pero, sobre todo, porque repercute en la vida cotidiana de quienes, como señala la Directora General de la UNESCO, en su prólogo de presentación de este informe, que el propósito es que “Nadie se quede atrás”. Pero el inexorable tiempo nos dice que muchos siguen rezagados socioeconómicamente y todavía sin servicios sanitarios básicos y con serios problemas de salud. Pero, como también hemos señalado, amable lector, de qué sirve este informe de la ONU si no existe un plan a nivel mundial para tratar de solucionar este grave problema definitivamente. ¿Qué caso tiene seguir recordándonos sobre lo que ya sabemos de sobra? ¿De qué sirve exhortar a los gobiernos si no tienen la voluntad política para solucionar los graves problemas de su población? Es aquí donde la ONU debe aplicarse a fondo para alcanzar los propósitos por el que fue creada. ¿Qué país puede oponerse?

Esta ha sido, es, y, al aparecer, seguirá siendo, amable lector, la realidad de la situación del agua para consumo humano que todavía no está disponible para todos como debiera. Que un tercio de la población mundial no disponga todavía del vital líquido para sus más elementales servicios, de manera segura y permanente, es realmente penoso, lamentable y preocupante. Pero es todavía más preocupante y alarmante, saber que la falta de agua potable, confiable y constante, trae consigo enfermedades que repercute, irremediablemente, en los más desprotegidos, sobre todo los niños. Y esto, como bien se sabe, retrasa, o de plano impide, el sano desarrollo integral de los infantes.

Lamentablemente, mientras se trata de encontrar solución a esa problemática, el tiempo nos alcanzó cobrándonos facturas muy altas que por negligencia nuestra se fueron acumulando. El tiempo no perdona. El cambio climático, por ejemplo, que hace rato que comenzó, aunque por naturaleza es cíclico, mucho tiene que ver, sin embargo, las actividades humanas (acaso inhumanas) que aceleran su proceso con graves daños al planeta. La contaminación aportada por la población mundial es contundente y definitivo, lo que lo vuelve más caótico, y, en consecuencia, además de los ecosistemas afectados, los recursos naturales como el aire y el agua, son los que más lo están resintiendo. El daño a nuestra salud es creciente y alarmante, pero, pareciera que no es así, porque ningún gobierno, ni la misma población, le han dado la debida importancia. ¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que nos estamos suicidando con todo y familia? Acaso, suicidio global o, será muy cierto aquello de que, el que por su gusto muere…Ya sería mucho. Continuará…

diegoalcalaponce@hotmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS