El ejercicio competente y eficiente de la ingeniería civil es fundamental para resolver problemas de la sociedad y promover el bienestar de las personas. Los proyectos necesitan un sólido sustento técnico, análisis económico, de viabilidad y de impacto, considerando indicadores como lo son la seguridad, salud, e inclusión. En caso del desarrollo y la operación de autopistas de alto desempeño, ello implica asignar una prioridad especial a la seguridad vial.

Por: Ing. Rubén López Barrera

No es comparable un accidente o descuido del conductor en una calle de la ciudad al que puede presentarse en una autopista de alto desempeño, donde las consecuencias pueden verse maximizadas en pérdidas monetarias, de tiempo y, lamentablemente, en vidas humanas.

La escala real del reto que representa la prevención de accidentes de tránsito no debe perderse de vista. El estudio sobre la Carga Mundial de Enfermedades (GBD, por sus siglas en inglés) estima que en 2019 fallecieron en el mundo por esta causa entre 1.88 y 2.23 millones de personas, mientras que más de 50 millones sufrieron lesiones. La misma fuente reporta que en ese año fue la séptima causa de muerte en México, representado 2.86% del total.

La comunidad internacional reconoce la relevancia del tema. La meta 3.6 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la Organización de las Naciones Unidas, es reducir en 50% las muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico. El período 2021-2030 ha sido declarado Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, y se le ha encargado a la Organización Mundial de la Salud encabezar la elaboración de un plan de acción. En meses próximos tendrá lugar una reunión de alto nivel de la Asamblea General de dicho Organismo para movilizar el liderazgo político y promover la colaboración.

La acción para alcanzar esta meta tiene que darse a nivel nacional y local. Es claro que la existencia de autovías de calidad es fundamental. La infraestructura debe desarrollarse y operarse con un enfoque integral de seguridad, pensando en toda su vida útil, e incorporando avances tecnológicos. Es fundamental para los constructores y operadores adoptar altos estándares y mejores prácticas internacionales de servicio, transparencia, seguridad y sostenibilidad y contar con un alto sentido de responsabilidad.

Sin embargo, la calidad de las vías es uno de los factores determinantes de la seguridad vial. Importan igualmente las reglas que fije la autoridad y la manera en que se supervise su cumplimiento; así como los avances de seguridad en los vehículos y el mantenimiento que éstos reciban de sus dueños; sin olvidar la capacidad de los conductores y la cultura de respeto que exista entre ellos.

Reconocer que existen múltiples factores en juego no diluye en modo alguno la responsabilidad de cada actor involucrado. Por el contrario, debe llamar a que cada uno de ellos haga más para impulsar una respuesta colectiva, aportando su conocimiento y perspectiva.

¿Qué debe cubrir ese esfuerzo? En primer lugar, se necesita un diagnóstico detallado construido a partir de datos actualizados. Las mejores políticas siempre serán las que se basan en evidencia. Debe haber transparencia, por ejemplo, en las cifras de flujo, las mediciones de velocidad, el número de accidentes, las evaluaciones periciales, y la información del sector salud.

Sería también muy valioso identificar y difundir mejores prácticas a nivel regional y global. Un ejemplo es la “Visión Cero” que Suecia ha incorporado a su marco legislativo y tiene como meta explícita que nadie fallezca en accidentes en su red carretera. La estrategia “Hacia Cero” de Australia, y la manera en que es implementada en las diversas provincias, es otro caso notable.

El análisis comparativo permitiría la creación de mayores sinergias y sería conducente a la adopción de aproximaciones novedosas. Existen lecciones aprendidas, y se producen desarrollos frecuentes, en campos tan diversos como el diseño de las vías, la señalización, la respuesta rápida, el equipamiento, y la capacitación.

Este espacio colectivo para la reflexión debe incluir a la sociedad civil. La información relevante sobre las vías, los vehículos y las prácticas responsables debe estar disponible para los usuarios de una manera accesible. También deben considerarse todas las opciones para incentivar la prudencia, asegurar el cumplimiento de la ley, y fortalecer la habilidad de los conductores. Son tareas permanentes.

Ejemplos de éxito en México los podemos apreciar en el Circuito Exterior Mexiquence, Viaducto Bicentenario entre otros proyectos y los beneficios que trae a los clientes, empleados, contratistas y las comunidades. La seguridad es un asunto transversal.

En éstos proyectos ya se pueden ver resultados positivos en la reducción de accidentes fatales, y estoy seguro que cada día mas proyectos se sumaran a éstas prácticas. Permanentemente debemos buscar nuevos caminos para seguir aportando a esta agenda nacional, y global, por lo que debemos explorar los mejores caminos para crear una plataforma confiable, abierta y plural.

No debe tratarse de un esfuerzo puramente académico. Su éxito estará en la obtención de resultados concretos en vías de alto desempeño. Queremos que quienes más conocen de las múltiples vertientes de este tema puedan interactuar, y que ello avanzar hacia las metas acodadas en Naciones Unidas, e incluso, a la aspiración de cero fallecimientos.

Debemos generar coaliciones y que éstas desarrollen recomendaciones y campañas. Deseamos que se vinculen a esta iniciativa ingenieros, administradores, reguladores, legisladores, autoridades, activistas, educadores, usuarios, y todo grupo interesado. Un enfoque integral y multidisciplinario es indispensable.


Miembro del Comité de Financiamiento de la Infraestructura del CICM

Google News

TEMAS RELACIONADOS