Por: Paul Garnica Anguas

En los años 70’s, el entonces secretario de obras públicas, promotor del mayor auge carretero en la historia de México, hacía la analogía entre el sistema circulatorio en el cuerpo humano y el sistema carretero de un País. Y es que a través del sistema circulatorio se mueven nutrientes, oxígeno y hormonas a todas las células y órganos del cuerpo y permite además la eliminación de productos de desecho. Un mal funcionamiento de este sistema, como el que provoca el sobrepeso en una persona, induce una serie de problemas muy graves que llevan a accidentes cardiovasculares y a la aparición de otras enfermedades que afectan la calidad de la vida misma y muchas veces terminan con ella. En México, más del 75% de las personas tienen sobrepeso. En el caso de las carreteras, el sistema carretero nacional de un País, conecta los distintos puntos geográficos del territorio y facilita la comunicación y la movilidad de personas, bienes y servicios, que se requieren para hacer funcionar el engranaje de la economía nacional. Un mal funcionamiento de este sistema, como el que provoca el sobrepeso de los numerosos vehículos de carga que circulan en él, induce una serie de problemas muy graves que llevan no solo a incrementos de los costos de conservación y operación de una carretera, sino afectaciones en los tiempos de recorrido, molestias a los usuarios y en muchos casos accidentes que afectan la calidad de la vida misma y muchas veces terminan con ella. En México, más del 75% de la red federal de carreteras lleva sobrepeso.

En el caso del sobrepeso en las personas, el sector salud nos dice que la obesidad no es curable pero que se puede controlar. Esto involucra un gran reto para las personas afectadas que desean mejorar su estado de salud. Al fin y al cabo, es una responsabilidad individual. En el caso del sobrepeso en las carreteras, el sector transporte nos informa donde y en que magnitud existen vehículos sobrecargados, pero la cuestión es quién es el responsable de velar por la salud del sistema carretero, y así eliminar o al menos controlar ese sobrepeso. Si la infraestructura carretera es propiedad de la Nación, el responsable es el gobierno, federal, estatal, municipal, en forma directa o través de un tercero, es quién debe asumir la obligación de cuidarla y preservarla. En México hay incluso una norma obligatoria que establece con claridad los pesos máximos totales y por eje de cada tipo de vehículo que circula sobre la red de carreteras. Sin embargo, las mediciones demuestran que el sobrepeso existe y en gran magnitud.

Ahora bien, la solución no pasa por una única política coercitiva para obligar al cumplimiento de la norma, tenemos que ir más allá. Es necesario un nuevo marco político para mantener y gestionar los activos viales de forma rentable y satisfacer la demanda de transporte de mercancías por carretera de forma sostenible. Por ejemplo, necesitamos una buena comprensión de las razones del incumplimiento de los límites de peso permitidos para los vehículos pesados que permita seleccionar el enfoque correcto para un marco de cumplimiento eficaz. Para incentivar a los operadores de transporte a cumplir la normativa, las medidas podrían incluir mecanismos de acreditación y autorregulación, enfoques avanzados para gestionar el peso de los vehículos, así como el uso de la telemática y las tecnologías inteligentes relacionadas. Necesitamos comunicarnos con los transportistas y trabajar en conjunto. En suma, es necesario un nuevo marco político para mantener y gestionar los activos viales de forma rentable y satisfacer la demanda de transporte de mercancías por carretera de forma sostenible.


Miembro del Comité Técnico del Transporte
Director del Centro de Investigación, Innovación
y Desarrollo en Infraestructura y Seguridad Vial, CIID

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