Desde que se pone un píe en el albergue se percibe un ambiente pesado. Pedro mi guía busca quién es el encargado de este ambiente tan inhumano. Con la piel quemada y su playera destrozada por el tiempo de color rojo, nos presentan a Andrés “X” que se asoma de una estructura entre tienda de abarrotes y motel de bajo costo; de los que se observan en las carreteras. A continuación, nos explica entre los jornaleros, hombres, mujeres, niños y niñas porqué están olvidados en una sociedad donde el único interés de los gobiernos morelenses es el poder y dinero.

Nuestro “escolta” con cara de cansancio y frustración, porque él es una de las dos personas de mantenimiento, para las más de 400 personas en las instalaciones destrozadas por falta de apoyo; nos lleva a donde duermen familias durante la temporada del corte de caña Morelense, sin saber su futuro porque es incierto cómo saldrán de la pobreza extrema. Minutos después, llegamos a las regaderas del albergue, sin instalaciones completas y con un estilo híbrido de regadera como las de una playa para quitarte la arena.

La falta de privacidad en las regaderas no nos paraliza, porque nos explican que no las usan, ya que las y los trabajadores no se bañan ahí; sino en los fregaderos donde limpian los trastes y ropa. En ese momento observamos a un par de mujeres lavando los trastes y a unos centímetros a su derecha una mujer más, bañando a su hijo de dos años como si fuera un envase de plástico de los que guardas comida para volver a usarlo.

Seguimos el recorrido y hablamos con un señor de 40 años, con las manos y pies destrozados de tanto trabajo, y largas horas en el campo y el uso de machetes. Al día no gana más de 80 pesos. Me cuenta que tiene un hijo de 11 años, quien tiene el cuerpo maltratado por los días tan duros de explotación laboral infantil; que lo hace verse de 18 años. Sus manos muestran el olvido de nuestros niños; con cicatrices en la piel que se siente como una lija con tela atrás y un granulado grueso de número 80 de las que se usan para superficies rugosas y oxidadas que demuestra una realidad que nadie quiere ver excepto yo. Es aquí con su mirada de cansancio de su ultimo de trabajo, que me doy cuenta de la explotación laboral en los menores de Morelos; es no no es fake, sino una triste realidad.

La defensa de la niñez mexicana es uno de los objetivos del movimiento Armonía por Morelos, que nace como un proyecto de ciudadanos jóvenes, mujeres y personas que quieren que su estado tenga un verdadero cambio. Queremos mejorar la calidad de vida de los que aquí nacieron, viven y aman a la entidad.

Es triste recordar que a pesar de que en febrero de este año la Secretaría de Seguridad Pública del estado de Morelos inició una investigación en el libramiento Cuautla-Cuernavaca a la altura del poblado de Cocoyoc, debido a que una mujer originaria de San Marcos Tlacoyalco, estado de Puebla solicitó auxilio para rescatar a su hijo de 14 años que desde diciembre pasado había desparecido. La historia no terminó nada bien, ya que una persona reportó que a su hijo desaparecido; lo vieron trabajar en los campos de caña en Morelos, en el poblado de Cocoyoc, donde se alojan los jornaleros durante la temporada de zafra. Ahí, además del menor, encontraron a más de 10 niños de entre 14 y 17 años quienes estaban siendo explotados laboralmente. ¿Por qué los partidos políticos en la campaña morelense no se han pronunciado contra la explotación laboral infantil?

Integrante de Armonía por Morelos.

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