No se trata de ser “feminista”, término de por sí controvertido. De hecho, no existe su contraparte, masculinista. Las palabras no son pobres, cuando hacen falta nuevos términos, los diccionarios los incorporan. Se trata de la no simple y no llana realidad: hombres y mujeres, en ocasiones semejan especies diferentes. Entre una miríada de situaciones, dos ejemplos. La Real Academia Española se fundó en 1713. Han sido académicos 486 hombres y sólo 11 mujeres. Segundo. Los Premios Nobel se otorgan desde hace 120 años; lo han recibido 59 mujeres y 876 hombres (94%).

En contraposición a los datos previos resalto la necesidad de fortalecer al sexo femenino en beneficio de la Tierra y de la humanidad. En junio de 2023 se llevó a cabo la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación. Los representantes de diversas naciones advirtieron sobre los daños secundarios debido a las sequías y a la desertificación e hicieron hincapié en hechos conocidos: mujeres y niñas que viven en países pobres son las más afectadas. El cambio climático aunado al uso inadecuado de las tierras, así como las disparidades económicas y legales entre ambos sexos repercuten sobre todo en las mujeres: la falta de agua y de alimentos las obliga a migrar. La historia de las mujeres migrantes es una de las historias más negras de nuestros tiempos.

Abogar por la equidad de géneros, disminuir el maltrato hacia el sexo femenino, alertar a la humanidad sobre el cáncer denominado feminicidio, poner los puntos sobre las íes en relación al trabajo de niñas y adolescentes mujeres y pensar en el sufrimiento —inentendible para quienes no lo padecemos— de mujeres migrantes en todo el mundo, son, inter alia, algunas de las razones que explican la creciente tendencia sobre su triste situación. Los cromosomas XX no denotan inferioridad. XY ha sido y es rapaz, grosero, excluyente, y, en ocasiones, asesino.

La rispidez del tóxico enjambre previo remite a otra realidad, en esta ocasión, absoluta: son las mujeres las que cuidan a los hijos; son ellas quienes buscan a sus desaparecidos y, en porcentajes no despreciables —no existen cifras “oficiales” confiables ni en México ni en el mundo— son las encargadas de mantener a la familia cuando el hombre abandona. No son más poderosos los genes XY que los XX, es la “permisividad” de la historia la responsable de la opresión del sexo masculino sobre el femenino.

La idea del profesor Muhammad Yunus al fundar el Banco Grameen (1983) en Bangladesh tuvo como objetivo ayudar a las personas pobres a escapar de la miseria proporcionando préstamos personales de pequeñas cantidades, los denominados microcréditos. La meta siempre fue facilitar dinero a mujeres (97% del total); la tasa de devolución era cercana al 100%. Dentro de los múltiples reconocimientos, se le otorgó en 2006 el Premio Nobel de la Paz. Yunus escogió a las mujeres por considerar que no despilfarrarían el dinero como los hombres (nota obligada: en 2011 el gobierno bangladesí le acusó de aprovecharse de la situación y sacar ventaja de los microcréditos; Yunus refutó la acusación).

La idea de Yunus, acerca de los microcréditos, siempre y cuando sean bien utilizados tiene fundamentos claros. De nuevo, un ejemplo. En México, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco de 2016 y 2017 efectuada por la Secretaría de Salud demostró que la dependencia al alcohol es mayor en el sexo masculino: por cada siete hombres hay una mujer.

En un mundo desbocado, empoderar a las mujeres y modificar la realidad y la numerología quizás sirva, quizás…

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