El mal tiempo ha sido noticia prácticamente todos los días. A los récords por calor en casi todo el país, se sumaron granizadas intensas, tormentas terribles y ventarrones letales. Está ocurriendo exactamente lo que anticiparon expertos y científicos. El calentamiento climático llegó a ese punto en el que los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos y violentos.

Las afectaciones se dan en todas las latitudes, pero a México llegan sin que estemos en absoluto preparados. Un ejemplo claro son los apagones que hemos tenido ante la mayor demanda de energía por las altas temperaturas. Las consecuencias por la saturación del sistema eléctrico son cada vez más graves. Además de las pérdidas económicas, ahora preocupa que vayan a ocurrir fallas eléctricas durante la jornada electoral del próximo domingo.

Ante eso, el Instituto Nacional Electoral decidió aumentar 13 millones de pesos a su convenio con la Comisión Federal de Electricidad. El objetivo es contar con más plantas de energía eléctrica que podrían utilizarse en caso de emergencia por apagones en las oficinas y los diferentes espacios involucrados en la cita con las urnas del 2 de junio.

Llama la atención que el INE, luego de un considerable recorte a su presupuesto de 5 mil millones de pesos, tenga que destinar recursos para que no se vaya la luz en la elección más grande de la historia del país.

Pero no solo es la mas grande por el número de cargos que se eligen, es también la más violenta que hemos tenido. Aún siguen sin resolverse la mayoría de los ataques y asesinatos a aspirantes. Hay balas que no esperaron a junio para cambiar el rumbo de la elección y con ello el rumbo del país. Es difícil dimensionar el papel que la criminalidad juega hoy en México, pero la escalofriante cantidad de candidatos amenazados y asesinatos nos puede dar una idea. En muchos municipios de este país la violencia impuso a algunos y desplazó a otros. Es predecible que aquellos a los que los criminales les allanaron el camino, trabajaran a su favor una vez que asuman el cargo.

A esa realidad nos enfrentamos. Sin embargo, no podemos dejar que el temor nos frene. Más que nunca se requiere de la participación ciudadana. Por otro lado, es crucial que no seamos parte de la violencia y dejemos de agredir a quien piensa diferente. Ya mucho daño nos ha hecho la polarización como para seguirla alimentando.

Pronto empezará a escribirse un nuevo capítulo en la historia de México. No podemos rendirnos ni entregar el país a la delincuencia. No debe existir espacio para la apatía o la indiferencia. Toca llenar las urnas de entusiasmo democrático; es crucial que este sea mayor a la división y al miedo.

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