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Con cinco hijos menores estadounidenses, pero ella y su esposo, mexicanos e ilegales en Estados Unidos, Rubiciela Méndez vive la desesperanza de ver a su familia separada a consecuencia de la política antimigratoria que se vive en la Unión Americana.

En septiembre pasado su esposo, Jesús Sánchez, fue puesto a resguardo en un Centro de Detención, por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).

Rubiciela es una veracruzana que creció en Cuernavaca, Morelos, y a los 19 años decidió irse a Estados Unidos para seguir los pasos de sus hermanos.

Se casó en Chicago y actualmente tiene cinco hijos nacidos en Illinois, de 15, 12, 11 y unos gemelos de nueve años, son las edades de sus menores que hoy viven en la zozobra de saber si su padre regresará a casa o será deportado a México.

Desde hace 13 años, Jesús Sánchez comenzó a tratar de regularizar su situación migratoria en Estados Unidos. Sin embargo, no lograr tener un comprobante de domicilio, lo llevó a comenzar el viacrucis migratorio.

En agosto pasado, migración le dio a su esposo 30 días para salir de Estados Unidos.

“Él compró los boletos de avión, se iba a ir con tres de los niños. Fuimos con el congresista Luis Gutiérrez a pedir ayuda, porque mi esposo no tiene récord criminal. Cuando mi esposo regresó a migración, le pidieron el pasaporte y se lo llevaron a un Centro de Detención”, dijo Rubiciela Méndez.

Previo a la detención, Jesús Sánchez buscó a una abogada que se anuncia por radio: Gina Díaz, pero no tienen más noticias de ella, no responde el teléfono y no da señales de dar seguimiento al caso.

Al consulado de México en Chicago, la familia Sánchez Méndez no acude: “Nos tratan muy mal, todo nos quieren cobrar”.

EL UNIVERSAL consultó al consulado mexicano sobre el caso de Jesús Sánchez y afirmaron que el 19 de octubre harían visita al centro Kankakees, en donde está detenido. Sin embargo, pasada la fecha, se cuestionó a Rubiciela Méndez si ello ocurrió: “Los del consulado no han ido para nada”.

Rubiciela está desesperada, tiene que pagar una renta de 750 dólares mensuales.“Si nos tenemos que regresar a México, nos regresamos todos, pero mi mamá me dice que en Veracruz está muy peligroso y de verdad que nos da miedo”, expuso.

Jesús padece en el Centro de Detención: mala comida y deterioro de la salud, y Rubiciela no tiene oportunidad de verlo porque ella también es indocumentada.

Todos los días hablan por teléfono, pero eso implica dinero.

Jesús trabajaba en una fábrica y el único apoyo que su empleador puede ofrecerle es guardar su puesto de trabajo en caso de que el mexicano regrese.

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