Los estudios epidemiológicos en México acerca de la discapacidad cognitiva son complicados, porque se tienen que verificar con diversas pruebas, acudir con neurólogos, siquiatras y sicólogos que puedan establecer un diagnóstico exacto. La situación se agrava más porque los menores de edad que padecen algún retraso cognitivo suelen ser víctimas de burlas, aseguró César Reynoso Flores, director de la Clínica de autismo Santa Fe y neurólogo pediatra.

El experto dijo a EL UNIVERSAL que alrededor de 1% de la población infantil en el país tiene capacidades intelectuales por debajo de los desvíos estándar y precisó que este tipo de discapacidad es más frecuente en hombres que en mujeres.

“La discapacidad cognitiva ocurre cuando un niño o un adulto tienen capacidades intelectuales por debajo de lo que se espera para la edad que tienen o para el rango o grupo etario al que pertenecen. Por ejemplo, si un individuo tiene dificultad para las matemáticas, para la lectura y la escritura, para la motricidad, el lenguaje, el aprendizaje o la memoria, tiene discapacidad intelectual, porque tienen muchas habilidades cognitivas por debajo de lo que corresponde. Cuando una persona está por debajo de lo esperado para la edad es cuando se le llama discapacidad intelectual”, detalló Reynoso Flores.

Es importante ser observadores

Todos los niños pasan por hitos del desarrollo que deben ser monitoreados por los padres, como caminar por primera vez, empezar a hablar o cuando avisan para ir al baño y, según César Reynoso, cuando se hace la historia clínica de los niños, es muy frecuente que los padres no sepan en qué momento sus hijos hicieron estas actividades, por ello los diagnósticos se ven retrasados.

“Lo que más hay que tener en cuenta es que los pequeños deben caminar a los 12 meses, si esto se retrasa un par de meses, no pasa nada, pero es importante llevarlo con un pediatra, porque ahí inician los focos rojos de desarrollo. Si el niño a los 14 meses no está caminando es momento de llevarlo al médico”.

Otro hito importante es el lenguaje, a los 12 meses, un menor de edad debe empezar a hablar, “si a los 15, 16 o 18 meses este menor no dice cinco palabras, hay que evaluarlo”.

Los niños con discapacidad intelectual siempre tendrán un retraso en estas cualidades. Hay quienes caminan hasta los 24 meses, y a los 30 apenas hablan, son situaciones de las que los padres deben sospechar. “La condición de estos bebés puede estar asociada a epilepsia, autismo, trastornos de sueño o solamente discapacidad intelectual, aunque las primeras enfermedades son más frecuentes”, puntualizó el neurólogo.

Diagnóstico

La discapacidad intelectual se debe verificar con el tiempo, afirma César Reynoso, quien añade que es muy difícil que un neurólogo establezca un diagnóstico cuando el niño tiene 18 meses de edad, después de los 48 meses, el margen de error para no confundir esta condición con otras enfermedades es menor.

“Entre más pequeño sea el niño, más difícil es el diagnóstico de discapacidad intelectual, porque conviven con otras dificultades cognitivas, como el autismo, problemas de déficit de atención o memoria. Hay niños que sólo tienen problemas de memoria, motricidad o una epilepsia que se puede controlar, entonces los rasgos de inteligencia suben y no tienen discapacidad intelectual, sino otras afecciones”.

Conforme los menores de edad se acercan a los seis años, es más fácil que se verifiquen sus habilidades cognitivas. Es prudente que ante la sospecha de cualquier tipo de discapacidad, los padres de familia acudan con un genetista para que se haga un diagnóstico más específico y se sepa cuáles son los defectos congénitos y enfermedades hereditarias del menor de edad.

“Existen muchas trabas para que los papás hagan estudios genéticos, porque tienen el pensamiento generalizado de que si se hace, se va a encontrar algo en su hijo, aunque no haya una cura o un tratamiento para lo que sea que tenga, además de que se piensa que al ser diagnosticado, el pequeño tendrá una etiqueta, pero no es así, se deben hacer estos estudios para que los expertos sepan dar consejos, para saber si un hermano, por ejemplo, nacerá con las mismas condiciones”.

La discapacidad cognitiva es un problema degenerativo, pese a que no existe una cura como tal, es importante tener un diagnóstico temprano para poder brindar una mejor calidad de vida en el futuro a estos pacientes. “Es un diagnóstico fuerte, los padres no lo aceptan tan fácil, porque es algo de por vida, como es una situación que va a afectar la calidad de vida de toda la familia, hay que darles mucho apoyo”.

¿Cómo se trata la discapacidad intelectual?

Al estar asociada con otras enfermedades, la discapacidad cognitiva tiene diversos tratamientos, por ejemplo, si existe epilepsia, se brindan fármacos para que un menor desarrolle mejoras, pero, en particular, la discapacidad intelectual no se trata con medicamentos, sino con apoyo familiar y con la adecuación curricular. “Es necesario que existan escuelas que traten a estos niños como entes normales. Generalmente se les trata como personas enfermas o extrañas, ahí se debe permear, crear una cultura para socializar con personas que presentan alguna discapacidad en el intelecto”.

César Reynoso explicó que un niño que tiene capacidades por debajo de lo establecido como “normal”, quizá no aprenda a leer y escribir en primero de primaria, sino hasta sexto grado o primero de secundaria, pero no se debe perder la paciencia. “Es muy triste que llamen a estos niños flojos o que los papás se culpen porque su hijo nació así, sólo tienen discapacidad intelectual, se tardarán más tiempo en realizar diversas actividades”.

Retos en salud y educación

Ante la discapacidad intelectual, el primer reto en materia de salud es instruir al primer contacto, al médico general y pediatra, para poder establecer un diagnóstico temprano, enfatizó César Reynoso.

“Es lamentable que en México no exista una cultura para hacer diagnósticos tempranos, hay que formar a los profesionales para que sepan qué hitos de desarrollo hay que monitorear, saber cuáles son las pruebas que hay que realizar, es necesario hacer estudios genéticos, también hacen falta recursos”.

Agregó que en el país existen instituciones públicas para atender a niños con esta discapacidad, “pero la gente lo desconoce, es importante difundir, que médicos y padres de familia sepamos a quién y a dónde recurrir cuando tengamos una situación de esta índole”.

Respecto a la educación que se les brinda, el especialista en neurología aseguró que en el país “estamos muy mal preparados, en el sistema educativo se trata muy mal a la discapacidad, fundamentalmente porque divide”.

Señaló que en el sector público hay escuelas dedicadas especialmente a niños con discapacidad, por lo que se genera una marginación, además de que existe poca especialización. “En los Centros de Atención Múltiple se atiende a todo tipo de discapacidades, auditivas, de lenguaje, además el trato a los menores de edad depende mucho de los directores en turno. El sistema no funciona adecuadamente”.

La inclusión educativa no se hace en las leyes o decretos, sino que debe ponerse en práctica, afirma. “No deberían importar las situaciones burocráticas, sino el aprendizaje, realizar talleres, que haya una preparación integral de estos menores de edad, porque a veces los que salen de la primaria, no saben a dónde ir, el sistema debe pensar en la diversidad de los mexicanos”.

Atender la discapacidad intelectual “es una tarea de grupo. Primero los padres deben fijarse en los hitos del desarrollo de sus hijos, los médicos deben formarse y especializarse, además de brindar una atención buena, en las escuelas los maestros tienen que detectar situaciones de riesgo y no culpar a la familia y los políticos deben ponerse las pilas para resolver estos problemas que son evidentes, creo que falta voluntad de resolución de problemas”.

Atención en el IMSS

A nivel mundial, la discapacidad intelectual asociada a un déficit cognitivo es de 6.7%, en México el índice es muy similar, aseguró Eunice Itzel Valle Arteaga, médico siquiatra del Hospital Regional de Psiquiatría de Morelos del IMSS.

En esa unidad médica se tratan a 2 mil pacientes con alteraciones en su comportamiento, relacionadas con discapacidad intelectual y en el módulo de paidosiquiatría, que es la subespecialidad orientada a niños y adolescentes, 40% de las consultas que brinda se dirigen a problemas en el neurodesarrollo.

“De los trastornos del neurodesarrollo,  el  déficit de atención abarca hasta 30%, los pacientes con patología  de espectro  autista representan  entre 5 y 8%, y el restante 15% es de  niños con discapacidad intelectual”.

Eunice Valle comentó que  la discapacidad cognitiva es un término que recién se introdujo en el Manual Diagnóstico y Estadístico, junto con la certificación internacional de enfermedades. Agregó que  esta condición suele confundirse con otros trastornos del neurodesarrollo, lo que deriva en que los menores de edad tengan disfunciones en el área social y cognitiva.

Al igual que César Reynoso, la especialista indicó que hay escalas que indican que a ciertos meses un niño debe tener una sonrisa social, hacer contacto visual y comenzar a decir sus primeras palabras, “esta información es muy importante para saber si el pequeñito tiene alguna anomalía en su desarrollo”.

Para Valle Arteaga, los retos que enfrenta México ante la discapacidad intelectual tienen que ver con educación y sensibilización. “Hemos visto que hay mucho rechazo hacia los pequeñitos que presentan algún retraso intelectual”, afirma.

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