“Un derecho, dos revés ”, menciona en voz baja Ángeles Hernández, de 43 años, q uien sentada en el camellón de Eje 10, f rente a la Universidad Latina, en la delegación Coyoacán, teje un par de zapatos para que el tiempo que espera a que su hija Lourdes, quien hace su examen de ingreso a la UNAM, no se le haga tan largo y disminuya su nivel de nervios.

Es sábado por la mañana, y el calor se siente con fuerza en el sur de la Ciudad de México, sin embargo, Ángeles porta su suéter negro, con el que salió a las 6:00 de la mañana de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México para llegar a tiempo al centro de aplicación de la prueba. Sus manos siguen moviendo con rapidez las agujas y el hilo blanco adquiere forma.

Junto con decenas de madres y padres de familias que esperan con ansia y angustia la salida de sus hijos, quienes tienen tres horas para terminar el examen de 120 preguntas, Ángeles señala que es la segunda vez que su “Lulú”, de 17 años aplica para entrar a la máxima casa de estudios del país en la carrera de Enfermería.

“Ya lo hizo en febrero, pero no se quedó.

Espero que ahora si se quede, porque le ha echado muchas ganas y ha estudiado bastante. Hasta ahorró para pagarse un curso de regularización de tres meses para estar más preparada. Estamos confiados en que ahora si se quede en la UNAM”.

A pesar de que cerca de donde viven hay escuelas públicas que ofrecen la carrera de Enfermería, la madre de familia señala que su hija solo desea entrar a la UNAM o a la UAM, “pero no en otra universidad. Son las mejores universidades y tienen la carrera que ella quiere”.

Han pasado solo unos minutos de que su hija entró a hacer su examen, y Ángeles ya ha avanzado en el frente de uno de los dos zapatos que pretende regalar a un familiar, por lo que “yo creo que como estoy nerviosa y quiero que se me pase el tiempo, terminaré los zapatitos antes de que mi hija salga de hacer su examen”.

Al preguntarle qué hará su hija si no pasa el examen debido a que solo uno de cada diez aspirantes entra a esa universidad, Ángeles asegura que su hija seguirá intentando entrar a la UNAM, “porque siempre, desde niña, ha sido su sueño entrar a esta universidad. Seguiremos intentando y con su esfuerzo y la ayuda de Dios así será”.

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