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La capital del país no se había paralizado tal vez desde otro 19 de septiembre, pero de 32 años atrás.

A las 13:14 horas y 40 segundos se cimbró la tierra también en la CDMX. Horas más tarde, ese temblor de 7.1 grados ya contaba en su paso por la capital con 30 de las 120 personas fallecidas en el país; 44 derrumbes de edificios, escuelas, puentes peatonales y otros tantos daños en propiedad privada.

Lo que fue anunciado desde semanas atrás como un día de simulacro antisismo, como todos los años, se convirtió en algo que para la gran mayoría de la población fue una amenaza viva, real.

La misma gente que había bajado las escaleras de sus edificios con paso corto y lento en respuesta al protocolario ejercicio por el terremoto del 85, lo hizo ahora a toda prisa, cerca de hundirse en el pánico. Cuando llegaron a las zonas de seguridad, todos observaban con la respiración entrecortada el insólito movimiento de los edificios, de cables y postes, seguido por el daño de los transformadores.

Momentos después, civiles comenzaron a controlar el tráfico de la gente que quería avanzar, a como diera lugar, por las calles hacia el Metro, Metrobús o autobús para encontrar a familiares. Las líneas telefónicas y los sistemas de mensajería instantánea saturadas originaron que las redes sociales fueran las responsables de controlar el pánico o de que se incrementara, según el paradero de cada familia.

La voz común de los capitalinos en las calles era: “¡Este temblor ha sido más fuerte que el de 1985!”. Para entonces ya se habían registrado edificios derrumbados. Las delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez ya estaban entre las más afectadas.

El epicentro del movimiento telúrico de ayer fue en los límites de Morelos y Puebla, a 120 km de distancia de la CDMX y no desde las costas de Michoacán. Antes fue a 15 km de profundidad y ahora a 57. Ayer, la magnitud fue de 7.1 grados en la escala de Richter y en 1985 de 8.1.

Los altavoces de la CDMX ya habían sonado el pasado 6 de septiembre por alerta de sismo: fue un “error humano”, por el que se disculpó Protección Civil. Un día después tembló en la costa de Chiapas, con una magnitud de 8.1 y la Ciudad de México soportó el terremoto mientras las alarmas sonaron con 40 segundos de anticipación. Chiapas y Oaxaca serían las entidades más afectadas.

Doce días después, a dos horas del simulacro de terremoto para evitar una tragedia como la del 85, se escuchó de nuevo el inquietante sonido de la alarma, pero cuando el temblor ya aterrorizaba al Valle de México.

“Sonaron las alarmas cuando ya no podía caminar”, comentó una mujer que salía de la clínica en la que trabaja en Avenida Cuauhtémoc. Como ella, decenas de personas comparten sus historias, de cómo querían salir a toda costa de los edificios, casas y tiendas, pero que no podían dominar su paso y prefirieron esperar a que todo terminara. Ambulancias y cuerpos de seguridad llegaron a las zonas más afectadas con una diferencia de entre dos y 30 minutos, pero algo es bien cierto hoy: Esta fecha, de coincidencia en la tragedia, no podrá olvidarse con facilidad.

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