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Entre estudiantes universitarios preocupa el incremento del consumo explosivo de drogas. Esto quiere decir, la tendencia a consumir una gran cantidad de drogas y mezclarlas con otras sustancias durante, por ejemplo, el fin de semana, explicaron especialistas de la nueva Clínica de Atención Integral para las Adicciones (CLIA) que inauguró la UNAM.

Ese nuevo espacio estará dedicado a atender exclusivamente a los integrantes de la comunidad universitaria desde secundaria (de la Preparatoria 2) hasta trabajadores y estudiantes de posgrado.

Quienes soliciten sus servicios serán atendidos de manera confidencial y por un siquiatra especializado en adicciones, una trabajadora social siquiátrica y un sicólogo en terapia conductual contextual, explicó Silvia Ortiz León, jefa del Departamento de Psiquiatría y de Salud Mental de la Facultad de Medicina.

La especialista destacó que el departamento del que forma parte la clínica ha brindado servicios de salud mental a los universitarios desde hace más de seis décadas.

Cada año se ofrecen mil 500 consultas de primera vez y 10 mil subsecuentes, informaron.

Según Ortiz León el tratamiento será multidisciplinario y además de ofrecer herramientas que permitan al paciente (jóvenes universitarios de entre 12 y 30 años de edad) combatir mejor las adicciones e identificar las problemáticas que afectan al individuo y su entorno familiar, se brindará apoyo a la familia.

“Esta labor tiene que ver con el abordaje de la problemática en distintas áreas: la salud mental, los trastornos siquiátricos y las adicciones, además del individuo y la familia, y una terapia de tercera generación vinculada a su contexto”, remarcó.

La CLIA se ubica en las instalaciones del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM, que desde hace 60 años atiende a la comunidad universitaria, y ahora espera recibir especialmente a jóvenes de entre 12 y 30 años, considerado el grupo más vulnerable a las adicciones.

Juan Pablo de la Fuente Stevens, colaborador de la clínica, expuso que desde hace tiempo se han detectado casos de personas que llegan con depresión, déficit de atención o hiperactividad, aunado al uso de sustancias, por lo que se les ha atendido con especial énfasis en qué tanto puede influir el consumo en su rendimiento escolar.

Una de las grandes barreras para ser atendido es el estigma de acudir al siquiatra, que ha tenido una connotación negativa, afirman.

“Lo que hacemos es propiciar ciertos cuestionamientos: ‘¿Tendré un problema con el consumo de sustancias?’, ‘¿Habrá alguna otra forma de enfrentar los problemas de la vida cotidiana o el estrés que me provocan los estudios y otras situaciones?’. No les diremos que tienen un problema o lo que deberían hacer, el tratamiento es proactivo, pues el paciente debe tener una participación activa en cuanto a su seguimiento”, precisó el especialista en siquiatría.

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