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Hace 16 años que Sandra trabaja en una tienda departamental, desde su primer día ha sido testigo de robos hormiga y los que más le han impactado son en los que grupos de cinco o seis personas logran sacar pantallas o electrodomésticos. Recuerda con asombro el día que una mujer escondió siete estuches de perfumes entre su ropa. “Se metió todo en un pants, los sujetó con una faja o algo parecido”, recordó.

La tienda se ubica cerca de Metro Buenavista, y los “farderos” a los que han detenido tienen su domicilio en las colonias Tepito, Guerrero, Atlampa y San Simón Tolnahuac: “Una vez cachamos a una familia que se dedica a esto, hasta los niños que venían traían escondida ropa, ellos venían de Atlampa, cuando los agarramos se pusieron a llorar; sin embargo, esa vez denunciamos porque de lo que se llevaban eran más de 12 mil pesos”.

Por ser reincidentes, tres señoras y dos jóvenes fueron detenidos y dos chicas tuvieron que llegar a un acuerdo reparatorio, “pero es muy feo que a los niños desde chiquitos les enseñen a robar, porque cuando crezcan harán lo mismo o hasta con violencia, les roban su infancia y su inocencia, y les enseñan a obtener cosas por la vía fácil”.

A Sandra le sorprende el ingenio de los ladrones “para llevarse tres pantallas un día nos armaron un show.

“Una señora se desmayó y su hija se puso a gritar que la ayudáramos, un chico que venía con ellas empezó a decir que su mamá se había muerto, en lo que se armó todo ese relajo sacaron tres pantallas por donde estaba la señora tirada, como a los 10 minutos, la mujer abrió los ojos y dijo que se sentía bien, le pedimos que esperara porque ya habíamos pedido una ambulancia, pero dijo que no y se fueron los tres”, declaró la mujer.

Del robo se percataron con las cámaras de seguridad y del modus operandi porque todos llegaron en una camioneta y antes de entrar a la tienda se separaron.

“Ahora sí, con la pena, cuando una persona se siente mal o se desmaya, los guardias no se mueven de las entradas y se piden los recibos de compra”, dijo.

Además de electrodomésticos, lo que la gente más sustrae de la tienda es ropa, perfumes, maquillaje, juguetes, zapatos y relojes: “Me impacta mucho ver cómo se esconden las cosas, luego señoras traen bebés en brazos y entre el rebozo y el niño guardan perfumes, cosméticos y ropa interior. Es feo que vivan así”. En el caso de los trabajadores de esta tienda departamental, cuando ocurren robos hormiga deben pagar un porcentaje de lo que se llevaron, pero lo hacen entre todos los empleados. “Podrían pensar que es lo justo y que no es mucho, pero hay robos de más de 20 mil pesos en pura mercancía, a veces me han descontado hasta mil pesos y no se vale que paguemos por los rateros”.

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