Érika García acudió a la Ciudad de México en respuesta a la convocatoria emitida por Julián LeBarón y para exigir justicia por la muerte de tres de sus familiares, asesinados en su domicilio en Acolman, Estado de México, en febrero.

Julián llegó al Ángel de la Independencia pasadas las 10:30 horas; la prensa lo rodeó para buscar una declaración. Érika se armó de valor y se abrió camino entre cámaras, micrófonos y grabadoras para hablar con ese hombre, al que el 4 de noviembre pasado le mataron a nueve de sus familiares en Bavispe, Sonora.

Con lágrimas, le manifestó su apoyo y le dijo que ella y su familia sufrió en carne propia los estragos de la violencia que existe en el país.

Ambos se abrazaron, el activista le contó que no tuvo el coraje de ver a su familia masacrada e incinerada. “¡No pude ni maquillar a mis muertos!”, le dijo.

Érika correspondió el gesto contándole los detalles del homicidio de tres de sus familiares, entre ellos su hermano Carlos.

“Me mataron a mi familia: mi padre, mi madre y mi hermanito con parálisis cerebral severa, él no pudo mover un solo dedo para defenderse, me los masacraron, me los apuñalaron y degollaron hasta morir, se metieron a mi casa en Acolman el 15 de febrero de este año”, relató la mujer.

Ayer, Erika y Julián caminaron juntos, hombro con hombro, por Reforma, para demandar justicia y llorar.

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