La doctora , coordinadora de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y aspirante a la Rectoría de la Máxima Casa de Estudios está consciente de las campañas políticas que se avecinan con miras a las elecciones federales de 2024, pero dice que la UNAM no debe convertirse en una palestra política.

“La UNAM no es ajena a los procesos políticos, mucho menos a una elección como la que se avecina. Veo con muy buenos ojos que en facultades como en Ciencias Políticas, Filosofía y en algunos institutos de Ciencias Sociales y Humanidades se organicen encuentros para analizar las diferentes campañas pero no podemos convertir a la UNAM en palestra política, pero sí dar cabida a la discusión de los procesos políticos de los que todos somos partícipes”, señala.

De 65 años de edad, 40 de los cuales los ha dedicado a esa institución educativa, externa a EL UNIVERSAL que no sólo disfruta de leer poesía, divulgación científica, nadar y de cocinar en sus ratos libres, sino también tejer sueños e ilusiones.

“Sigo tejiendo sueños e ilusiones, desde luego. Soy una persona que peca de optimista. Siempre he creído que se puede mejorar el futuro pero no por arte de magia, sino a través del trabajo colectivo. Algunos que me han ido a apoyar, señalan que sé conciliar. Y alguno de ellos se expresó así: Ella es una tejedora. A mí me gusta que me vean así, porque además me recuerda que sé tejer”, menciona.

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Señala que en su trayectoria dentro de la Universidad le tocó trabajar al lado del exrector Pablo González Casanova, de quien fue su secretaria académica, por eso no duda al decir que “la UNAM es mi casa, así la siento y he vivido en ella los mejores años de mi vida como docente, como investigadora y ahora como coordinadora de Humanidades”.

“Me siento muy dichosa, es un privilegio para mí estar aquí porque he aprendido muchísimo y porque la UNAM me maravilla, me conmueve, me enamora… y me seduce. Cada día crece mi asombro por el conocimiento que se genera en la UNAM, pero creo que existen retos que deben asumir para mantener todo lo que tenemos como fortalezas y crear nuevas cosas como espacios institucionales o mecanismos, incluso nuevas narrativas para mejorar nuestra UNAM, a eso estamos llamados”, menciona.

¿Qué es lo que más la seduce de la UNAM?

—Sin duda, lo que más me seduce de la UNAM son los estudiantes, todos nuestros jóvenes. Aprecio mucho que nuestra UNAM continúe siendo un factor indiscutible de movilidad y capilaridad social. Ocho de cada 10 de nuestros estudiantes provienen de familias cuyos ingresos son menores a cinco salarios mínimos. Y a mí eso me enorgullece, me conmueve y me compromete, para seguir trabajando por todos nuestros alumnos.

¿Cuáles serían sus prioridades si usted es elegida por la Junta de Gobierno como rectora de la Universidad?

—Si me nombraran rectora, atendería el asunto de la oferta educativa. La UNAM no puede admitir en sus aulas a más de 200 mil aspirantes que buscan ingresar cada año. Pero sí puede crear una escuela de educación a distancia, aprovechando lo que ya tenemos consolidado, la educación híbrida, consistente en la educación abierta y a distancia. Podríamos utilizar estos recursos de las nuevas Tecnologías de la Información, para integrar a más estudiantes bajo esta modalidad.

También creo que podríamos aliarnos con los gobiernos para darle el sello, el prestigio y la incorporación a la UNAM a universidades o a preparatorias o bachilleratos de carácter público, que sean financiados y operados por los gobiernos, pero diseñados y supervisados por la Universidad.

Valencia comenta que de convertirse en la rectora número 25 de la Máxima Casa de Estudios, se dedicará a atender la deserción escolar.

“Hay que atender el problema de la deserción escolar y lo haré si llego a la Rectoría. Hay que mejorar la situación laboral del personal, de los más de 30 mil profesores de asignatura”, dice.

Menciona también que de suceder al actual rector Enrique Graue Wiechers, seguirá con el combate a la violencia de género “y buscaré garantizar la seguridad y fomentar la sostenibilidad dentro la UNAM. Pero creo que esto no lo podremos hacer solo las autoridades, por ello hay que hacer toda una labor pedagógica y de construcción comunitaria y colectiva para fomentar la cultura del cuidado”.

Valencia García considera que por provenir del área de Ciencias Sociales y Humanidades podría imprimirle un nuevo sello a la UNAM desde Rectoría en caso de ser designada rectora el próximo 17 de noviembre.

“Mi sello sería humanista. Estoy a favor de que instauremos un ethos universitario que se funde en gran medida en la ética de los cuidados colectivos y recíprocos. Abordar asuntos tan urgentes para su atención como todo tipo de violencias, la sustentabilidad y fenómenos que están dañando a la sociedad, como el racismo, el clasismo y la intolerancia”, refiere.

Integrante de la Academia Mexicana de Ciencias y del Sistema Nacional de Investigadores, la coordinadora de Humanidades también habla de la necesidad de fortalecer la presencia de radio y TV UNAM entre la comunidad universitaria e impulsar el programa Verano de Museos, para mostrar la oferta de la Coordinación de Difusión Cultural.

“Todo esto son apenas pinceladas de lo que quiero impulsar y partirán de formas que ya han existido de trabajo muy positivo, muy potente de la UNAM. Yo mantendría todo aquello que engrandece a la UNAM”, externa.

La funcionaria unamita señala que le gusta leer poesía antes de dormir e incluso escribir un libro: “Creo que una duerme con otro ánimo. Me gustaría mucho escribir literatura, pero no me da la vida”.

Además, platica que le gusta la lectura sobre la divulgación científica, sobre el origen de la vida, el Universo, sobre los hoyos negros, sobre el Bing Bang.

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“En la Coordinación de Humanidades hicimos un programa de divulgación muy potente y hemos logrado llevar a la calle, a los mercados y al Metro materiales de divulgación de lo que hacemos. Con la Facultad de Psicología realizamos un diccionario de las emociones y tenemos ya dos cuadernillos, en los que explicamos en qué consisten las emociones, como los celos, la ira, la tristeza y la alegría, entre otros. Esto lo montamos en la estación del Metro La Raza, un lugar en el que se han registrado mil 500 intentos de suicidio. Y apostamos que la gente que mira y se puede reconocer en una emoción, puede trabajarla. Incluso, en esa exhibición se colocaron carteles con códigos QR para pedir ayuda en distintas instituciones, incluso de la propia UNAM”, agrega.

La socióloga comenta: “Adoro la divulgación. Tenemos que hacer un esfuerzo, sino de traducir el conocimiento que generamos en todos los ámbitos para llevarlo a la calle y que toda la gente se nutra de lo que hacemos diariamente. Es nuestro deber”.

Al abrir un espacio sobre sus gustos, asegura que es cinéfila: “Me encanta el cine, veo de todo aunque no me gustan esos filmes de acción, de balazos o de carreras de autos. Me gustan los filmes en los que se desarrollen juicios, las de misterio y algunas de mis películas favoritas tienen que ver con el tema del tiempo, como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Amnesia y Corre Lola, corre”.

¿Cómo se define a sí misma?

—Soy una persona seria como socióloga, como académica y como funcionaria, pero me considero una persona muy accesible. Me gusta mucho convivir y platicar con mis alumnos, algunos de ellos son mis amigas, mis amigos. En ocasiones, no importa la diferencia de edad, una puede tener complicidades intelectuales y compartir el gozo por ciertos autores y temas. La UNAM te permite una vida muy dichosa y aquel que no la aprovecha, se la pierde, finalizó.

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