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El gobierno de México le apuesta a contener la migración que viene desde Centroamérica y busca llegar a Estados Unidos, a través de una nueva política de no contención, de puertas abiertas y un programa que pretende mejorar las condiciones de vida, principalmente en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Las autoridades mexicanas presentaron ayer la nueva política migratoria 2018-2024, que tiene como ejes rectores el respeto a los derechos humanos, así como el desarrollo económico y social de las regiones expulsoras.

El comisionado Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, explicó que se trata de un nuevo paradigma, pasar de un escenario en el que predominó la imagen y la contención, a uno en donde toda la población migrante, sin importar nacionalidad, tenga respeto a sus derechos humanos, así como ayudar a los países expulsores a alcanzar su desarrollo.

La nueva política migratoria del país no requerirá de ajustes en leyes existentes sobre la materia, simplemente cambios en reglamentos que regulan las legislaciones.

La presentación de la nueva política migratoria se llevó a cabo ayer en la Secretaría de Gobernación, con la presencia de su titular, Olga Sánchez Cordero; el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; así como el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Alejandro Encinas; el titular de Migración, Tonatiuh Guillén; el encargado de la Comisión Mexicana para la Atención de Refugiados (Comar), Andrés Ramírez Silva, y el titular del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Ricardo Bucio.

Alejandro Encinas, quien ahora está encargado de toda la política migratoria del país, aseveró que esta nueva disposición responde a una dirección pública de Estado, no consultada con alguna nación como Estados Unidos.

“Vamos a hacer nuestra propia política migratoria: ordenada, regulada y segura, en pleno ejercicio de soberanía de nuestro país”, afirmó Encinas.

Durante la presentación se celebró que tras 18 meses de negociación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haya aprobado ayer, con 152 votos a favor, el Pacto Internacional de las Migraciones, bajo el cual —expuso Marcelo Ebrard— se dará guía a la nueva política migratoria y presumió que México se convirtió en el primer país en ajustar su política migratoria al nuevo pacto.

El objetivo, expuso Alejandro Encinas, es replantear la relación con países vecinos como Estados Unidos y los de Centroamérica, para así rescatar uno de los principios fundamentales de política exterior, que es la cooperación internacional para el desarrollo integral de la región centro.

El primero de los paradigmas por los que velará la política migratoria, detalló Encinas, es el de respeto a la dignidad humana y a los derechos de los migrantes, a los que se debe considerar sujetos sobre los cuales el Estado mexicano tiene responsabilidad.

“Vamos a dejar atrás las políticas de estigmatización, de discriminación y de criminalización de los migrantes, para establecer una política de derechos, en donde podamos cumplir con los acuerdos que hemos suscrito a nivel internacional, para asumir la movilidad humana como un derecho y donde la migración debe cumplir con los principios de seguridad, regulación y que sea ordenada, donde también los migrantes tendrán que cumplir con las disposiciones legales en nuestro país”, mencionó.

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