En la Casa Miguel Alemán “pueden seguir apreciándose muebles franceses, candiles de bohemia y otras muestras del lujo preferido de mediados del siglo pasado”. Así dice la placa afuera de la Casa de Miguel Alemán, pero la realidad es que es difícil apreciar la imagen de “crecimiento y modernidad” que el expresidente quería imprimirle a la nación cuando la residencia actualmente se halla con tan pocos muebles y son más las habitaciones vacías.

- ¿Sólo quedó el cuadro de Nishizawa , el que está en la planta baja?, se le preguntó a Yazmín, una de las cinco mujeres que trabajan en el mantenimiento y limpieza de la casa.

- “No quedó nada”, contesta, “ese nada más lo pusieron. Ahí no había un cuadro, había un espejo. Es que era otra decoración, también en el pasillo del lado derecho, había un espejo que medía casi lo mismo que el pasillo y ya no está”.

Yazmín lleva trabajando 4 años en Los Pinos , entró con el apoyo de un conocido que trabajaba en su misma empresa pero como supervisor él le avisó del trabajo. “Al inicio me tocaba la limpieza entre el edificio bicentenario y el de oficinas. A los pocos días se abrió la sala Miguel de la Madrid, que es donde el señor tenía sus juntas con el gabinete y ahí estuve tres años ahí trabajando. Hace un año me trajeron para acá, a la casa”.

La construcción de la Casa Miguel Alemán fue encomendada a Manuel Giraud y se pidió un estilo francés. En ella residieron las familias de los presidentes Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.

Pero durante los sexenios panistas los mandatarios convirtieron La Casa en casi 100 oficinas para servidores públicos de la Presidencia de la República. Al entrar el gobierno de Enrique Peña Nieto se ordenó volver a acondicionar la casa para poder ser habitada por su él y su familia.

Vicente Fox

Y Felipe Calderón prefirieron habitar en otra parte del recinto presidencial y eligieron “Las Cabañas”, mismas que fueron restringidas durante la apertura al público de la residencia oficial de los Pinos.

Para Yazmín, una mujer de cerca de los 40 años su trabajo le dejó una buena experiencia. Trabajó para la familia de Peña Nieto y cuenta que “el Presidente siempre fue muy amable, aunque casi no lo veía. Siempre estaba afuera o llegaba muy tarde, dependiendo de sus actividades pero la que siempre estaba aquí (en la casa) era la señora” y el área donde la familia pasaba más tiempo era “cerca de la piscina del señor”.

“Cuando el señor hacía sus juntas con el gabinete lo hacía en la sala Miguel de la Madrid y cuando eran más privadas se iban a la Casa de Lázaro Cárdenas. Aquí, esta casa (Miguel Alemán) era más de la familia, era un lugar que hicieron más íntimo. Lo mismo las oficina del señor que utilizaba cuando llegaba de trabajar en la noche. Realmente en esta casa no había muchísima gente, o no nos tocó nada realmente así… Aquí venía gente cuando se festejaban los cumpleaños o se veía un partido de futbol o venían las amistades de los muchachos”.

“Yo puedo decir que si me encariñé, hasta con las mascotas, tenían cinco perritos . Los domingos siempre había comidas familiares, también era común que a la señora la vinieran a ver, principalmente sus hermanas, se juntaban a comer, eran pequeñas reuniones. Al señor lo veíamos muy poco pero el último día tuvo la delicadeza de despedirse de nosotros, de los que los que nos quedamos últimos en la casa, ahora sí que nos quedamos a cerrar las puertas. Nos regaló una fotografía con él y se despidió. Siempre fue amable cuando lo encontrábamos y la señora también, claro, como todos, a veces amaneces de malas y no quieres que nadie te hable o que te vea. Pero al final ella estaba en su casa y tú estás haciendo tu trabajo y cada quien su vida”.

Blanca es compañera de trabajo de Yazmín, pero ella apenas cumplió el año en este empleo. Había estado a cargo de otro edificio de presidencia, pero después se abrió una vacante en Los Pinos . El trabajo de ambas sí era la limpieza pero no de las habitaciones principales o las de los hijos de la pareja presidencial, para ello se contaba con cuatro personas de “confianza” que tenían esa encomienda y dos más para cuidar a los menores.

Tanto Blanca como Yazmín refieren que el trato que recibieron dentro de la casa era muy bueno. “En las mañanas nos daban un desayuno completo: fruta, cereal, leche, pan, huevo, era como uno de esos lugares donde puedes comer lo que quieras”. “¡Buffet!”, interrumpe Yazmín a su compañera.

“Podíamos comer con las personas que trabajaban con la señora y también iban los tenientes y capitanes; a veces teníamos distintos horarios de comida por lo mismo. Los cocineros estaban ahí. En la casa había una cocina para nosotros los empleados y una cocina para ellos. Las cocinas están en distinto piso. La de ellos está en la parte de arriba” cuenta Blanca.

Blanca es más reservada, sin embargo es Yazmín la que aclara que no le gusta hablar mucho sobre su trabajo, “piensan que porque trabajas en Los Pinos ganas los millones, pero también, y por eso no platico nada, es porque a mí no me gusta que me pregunten: ‘oye y sí es cierto que se pelearon…’, al final somos personas de confianza y teníamos que respetar su privacidad”.

Por otra parte, otras empresas de mantenimiento y limpieza se han sumado a Los Pinos con esta Cuarta Transformación : las personas que se encargaron del mantenimiento de las áreas verdes en Los Pinos recientemente fueron contratados y pertenecen a la empresa CEYM , según mencionan los mismos trabajadores. También se contrató a otra empresa para la limpieza de los sanitarios por las visitas que se esperan en el recinto.

Ahora, Yazmín comenta que el futuro de su trabajo es incierto: “estamos en la espera a que se reacomode la plantilla porque no sabemos si al convertirse esto en un museo van a contratar a otra empresa de limpieza y ellos traen a su gente o si tal vez nos van a reubicar. La verdad para nosotros es incierto, nadie nos ha dicho nada, nadie ha dado instrucciones. No sabemos nada”.

La empresa para la que Yazmín trabaja no he dicho nada a sus empleados “porque ellos se rigen a lo que Presidencia indique, pero aún no quedan claras las cosas de qué se va a hacer aquí” y concluye: “pero ha sido una bonita experiencia, no cualquiera puede decir: yo trabajé para el Presidente”.

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