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La de ayer fue una foto que hasta hace unos meses parecía impensable.

De un lado, rostros adustos, serios, de un gabinete que va de salida, liderado por Enrique Peña Nieto. Del otro, más sonrisas, la cara de la victoria.

Escasas mujeres del lado del gobierno en turno, a excepción de las secretarias de la Función Pública, Arely Gómez; de Cultura, María Cristina García Cepeda, y de Desarrollo Agrario, Rosario Robles. Del otro lado, en el gabinete que entrará en funciones el 1 de diciembre, las mujeres predominan.

Antes, la mayoría de los integrantes del próximo equipo de Andrés Manuel López Obrador llegaron a la cita en Palacio Nacional sin auto.

Poco conocidos, algunos caminaron por la plancha del Zócalo como cualquiera entre miles de personas que andan por el corazón de la ciudad. Del otro lado, los secretarios salientes del gobierno de Enrique Peña Nieto llegaron en auto y entraron al recinto histórico sin ser vistos.

Entre efusivos seguidores de López Obrador y curiosos que esperaron en las vallas afuera del Palacio Nacional, pasaron los primeros minutos previos a la reunión de los que llegan al nuevo gobierno y los que dejan el cargo después de seis años.

El presidente electo bajó de su sedan blanco justo en la entrada de la Puerta Mariana, al mismo tiempo que comenzaron los gritos de “¡Obrador! ¡Obrador!”. Entre peticiones de fotos y saludos, el tabasqueño intentó abotonarse el saco, pero mejor levantó las manos y saludó a su gente. Justo a las 13:10 horas comenzaba la reunión oficial para la transición.

La reunión fue breve, sólo una hora con 15 minutos. En el Patio de Honor, el equipo de logística de López Obrador, a cargo de David León, tomaba la batuta del evento y daba instrucciones de cómo acomodar a los secretarios. El Estado Mayor Presidencial obedecía fielmente.

Más tarde, uno por uno arribaron los secretarios de Estado, los que salen y los que entran, charlando, dejando atrás viejas rencillas.

Tras unos minutos, el presidente electo y el que está en funciones bajaron por la escalinata hacia el Patio de Honor y se encaminaron a los atriles. Ambos con una exagerada cortesía se daban el paso. El presidente Peña Nieto tomó su lugar, después López Obrador.

La conferencia se alargó más de 50 minutos. La desesperación invadió al titular de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, quien afanosamente miraba su reloj.

Tras casi una hora, los mandatarios posaron para la foto. Una gráfica histórica que coronó la peculiar reunión. Y mientras abandonaban Palacio Nacional, afuera los esperaban los mismos problemas. La transición inició.

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