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Han pasado más de 10 horas. Frente a ella estaban su hija Mariana, el juez, los fiscales, sus abogados y una torre de papel. Entonces, Rosario Robles fue directa al pedir que no la llevaran a prisión.

Tras enfrascarse en un diálogo tenso, áspero, violento con los fiscales, fue franca: “No tengo un patrimonio que me permita huir de la justicia. No tengo millones de pesos para irme a vivir a Canadá”.

A punto de que el juez decidiera vincular a proceso a la exsecretaria de Desarrollo Social, se defendió, aunque para algunos sonó a ruego: “Mi única cuenta bancaria está congelada y cuando hablo de que doy la cara es porque siempre la he dado (…) no hay razón para que se pida esa medida cautelar por parte del Ministerio Público”.

A las puertas del Reclusorio Sur el tiempo se hace eterno. Casi no hay movimiento. Han pasado más de 10 horas desde que Rosario Robles llegó para continuar con la audiencia inicial de vinculación a proceso a la que se citó a petición de la Fiscalía General de la República (FGR) que la acusa de ejercicio indebido del servicio público.

La audiencia inició a las seis de la tarde, pero ella llegó una hora antes vestida de blanco con una pañoleta al cuello: “Como siempre se los he dicho, con las faldas bien puestas, tomando al toro por los cuernos y dando la cara”, dijo.

Fue una diligencia larga. En la que en algún momento el juez Felipe de Jesús Delgadillo reprendió a los fiscales y la defensa se escudó una y otra vez en que Robles informó las anomalías al entonces presidente Enrique Peña Nieto y a su sucesor José Antonio Meade.

Se aludió el acta de la entrega-recepción de la Sedesol, la que estaría a cargo de Meade Kuribreña: “Esto es una joya y no lo trajeron por casualidad”, enfatizó el juez. Después quedaría claro que no entregaron ningún oficio que acreditara que Peña sabía de los desvíos.

A las 3:48 horas Robles Berlanga vivió uno de los momentos más duros. El juez comenzó a exponer los argumentos del auto de vinculación a proceso que dictó en su contra. Para las 4:56 horas la suerte estaba echada.

La FGR pidió la prisión preventiva justificada porque consideró que representa riesgo de fuga: “Ya no tiene el manto protector de impunidad que tenía con Enrique Peña Nieto cuando le dijo: ‘No te preocupes Rosario’”.

Pasadas las 7:00 horas fue llevada al penal de Santa Martha, en donde están Miss Mónica, La Mataviejitos, y la sicaria de Plaza Artz.

En su primer día en Santa Martha recibió a sus abogados encabezados por Julio Hernández Barros y sus familiares.

Ahí, la exjefa del entonces Gobierno del Distrito Federal fue ubicada en la zona de ingreso del penal, una área de acceso controlado, donde será monitoreada las 24 horas del día por personal femenino de seguridad y custodia, así como por cámaras de vigilancia.

“Está dolida con el Poder Judicial por la forma en que se violentó su derecho a que se presuma inocente... está triste, pero fuerte, sólida, con cierta tranquilidad de saberse inocente”, dice su abogado.

Le llevaron cobijas, artículos de higiene personal y diversos alimentos. La de ayer fue su primera noche en prisión.

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