Antes de su muerte, el 14 de diciembre pasado, Alfredo Ríos Galeana, El Feyo o Charro del Misterio, hacía videollamadas con su pastor evangélico, Abraham Chapa, radicado en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, al que le confiaba datos de su vida dentro del penal de Miahuatlán, Oaxaca, donde vivió sus últimos días.

Al ya no ser considerado un reo peligroso, quien fuera catalogado el enemigo público número uno de México, en la década de los 80, había sido trasladado de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 13, en Oaxaca.

Un familiar, que pidió el anonimato, aseguró a EL UNIVERSAL que Ríos Galena murió por “negligencia” en el penal de Miahuatlán, donde según la familia recibió una “precaria” atención médica durante cinco meses, y cuando se agravó por la infección en la sangre, lo llevaron a un nosocomio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde falleció.

“Él [Alfredo Ríos Galeana] murió por negligencia médica del Cefereso, ya que estuvo cinco meses internado en el disque hospital del penal, el cual no tienen porque nunca se le dio un medicamento, nunca se le dio nada”, acusó.

“A nosotros nos dijeron que estuvo varios días hospitalizado, lo que es una gran mentira porque él no estuvo días”, sentenció.

Con molestia, dijo que las autoridades penitenciarias avisaron a la familia de Alfredo Ríos media hora antes de que él falleciera.

“Lo entubaron cuando llegó al Seguro Social, estaba inconsciente ya, sin que le pudieran hacer nada, porque prácticamente llegó muriéndose, por eso ya no le pudieron hacer nada. En cinco meses que él estuvo hospitalizado, en el disque hospital del Cefereso, se trató de hablar con trabajo social para ver qué era lo que estaba pasando con Alfredo, pero nunca nos dieron información”, comentó.

Aseguró que cuando El Feyo murió, “llenaron el IMSS” de policías federales, “ni modo que alguien lo fuera sacar”.

Explicó que en el penal le permitían hacer videollamadas con su pastor evangélico, pero sin explicación alguna, las autoridades del penal las suspendieron.

“Yo sé que para mucha gente, él fue, quizá, lo peor porque lo acusan de cosas como secuestro y violación. Lamentablemente sólo se dijo lo malo, pero no se conocen cosas buenas que hizo como en el terremoto de 1985”.

El familiar afirmó que Alfredo Ríos Galeana sólo se fugó en dos ocasiones de la cárcel: una en Pachuca, Hidalgo, y la otra del Reclusorio Sur, en la capital del país.

“Él tenía familia y aunque haya sido lo que haya sido, fue una persona que se arrepintió, le pidió perdón a Dios y no hay ningún ser humano perfecto. No se le comprobaron asesinatos, ninguno se le comprobó, y que su banda después se haya partido y ellos hayan hecho un desmadre, eso es cosa de ellos, más no de él”, añadió.

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