Para el Metro de la Ciudad de México, esta no fue una mañana normal.

Al menos en la Línea 1, la más antigua y una de las más concurridas entre los capitalinos, las largas filas para ingresar a los vagones disminuyeron por el temor al (Covid-19), así como por las restricciones que ha implementado el gobierno para evitar más contagios.

La ausencia de niños y niñas es lo primero que identifican los usuarios, quienes, aseguran, en estaciones como Pantitlán regularmente dejan pasar hasta tres unidades para poder viajar, mientras hoy, a las 8 de la mañana, todos subían sin muchos inconvenientes.

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La "hora pico", el momento en el que más se satura el transporte público de la capital, también es la hora del calor humano; de los empujones; de los golpes por querer ganar un lugar; del estrés por no llegar a tiempo; de los gritos al conductor para que meta el acelerador.

Pero hoy este ambiente cambió levemente por los cuidados que las personas han adoptado contra el que ya dejó casi a cien personas contagiadas en nuestro país y miles en el mundo.

"Normalmente hay más gente, pero desde que se han implementado las medidas sanitarias vemos que sí ha disminuido constantemente el flujo de gente", dijo Carlos Gutiérrez, un usuario de la estación Pantitlán y trabajador de una institución bancaria.

Con el objetivo de prevenir más contagios por coronavirus, las estaciones del metro han sido tapizadas con indicaciones sobre cómo prevenir el contagio del COVID-19, sin embargo, algunos usuarios siguen esperando que se implementen más medidas, por ejemplo, que se les entregue gel antibacterial al momento de entrar a los andenes.

"Con eso del coronavirus sí se ha vaciado el metro, como que la gente está entrando en pánico, también porque el gobierno ha exagerado, en vez de que tranquilicen a la gente están haciendo que entre en pánico", dijo Janet Islas.

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Ella es una usuaria frecuente de la estación Pino Suárez , que conecta al Centro Histórico con otros puntos de la Ciudad de México, y en esta ocasión percibió incluso mayor facilidad para adquirir boletos del metro, pues las filas también han disminuido en ese punto.

En un recorrido hecho por EL UNIVERSAL también se percibió que en la Línea 1 los traslados fueron un poco más rápidos y ágiles, pues en esta ocasión las puertas no se atoraron con las mochilas que se quedan a medio entrar o con las personas que dejan la mitad de su cuerpo dentro del vagón y la mitad afuera en su intento de ingresar.

Para los capitalinos que siguen viajando en este transporte no hay duda de que el coronavirus ha provocado una menor afluencia, y esto podría ser más visible en las próximas semanas porque varios de ellos ya están a la espera de que en sus empleos les permitan trabajar desde casa para salvaguardar su salud.

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