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Villahermosa, Tab.—“Teníamos esperanza que una de los sobreviviente del accidente del avión fuera mi hermana”, relató Alberto Zavala, hermano de Rosa Isela Zavala Franco, una de las víctimas del avionazo en Cuba.

Era madre y padre de cuatro hijos a los que sacaba adelante, pese a padecer cáncer desde hace 20 años. Entregada al cristianismo, Rosa Isela viajaba cada dos o tres meses a la Habana, Cuba, para que le aplicarán una vacuna con la que le controlaba su enfermedad.

“A raíz de su enfermedad, se entregó al cristianismo y llevó a sus hijos por el mismo camino, pero nadie está preparado para la muerte de un ser querido, ellos están en shock”, cuenta Alfredo Zavala, otro de sus hermanos, de oficio reportero.

Alberto, por su parte, relata a EL UNIVERSAL que nadie de su familia tiene pasaporte, pero Relaciones Exteriores ha ofrecido el apoyo para que puedan acudir a la delegación en Tabasco para facilitarles los trámites.

“Queremos ver hasta dónde podemos llegar con los recursos que tenemos y pues si vemos que no podemos, tendremos que pedir ayuda”, indicó Alberto.

La familia Zavala iniciará con recursos propios todos los trámites y el viaje hacia Cuba, en busca del cuerpo de Rosa Isela, una mujer de 48 años, contadora que trabajaba en el área administrativa de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).

“Pensamos que el cáncer acabaría con su vida, pero ya vimos que no, al final de cuentas fue un accidente que terminó arrebatándole la vida”, expresa Alberto, con voz entrecortada.

Hasta ayer, las autoridades estatales y la universidad del estado no se habían acercado a la familia Zavala Franco para brindar algún apoyo; sin embargo, aunque no lo están pidiendo, confían que les otorguen las facilidades por parte del gobierno mexicano para poder traer de regreso a Rosa Isela.

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