Mae Sai, Tailandia.— “Hicimos posible lo imposible”. Así anunció el portavoz oficial de la misión de rescate de 12 niños de un equipo de futbol y su entrenador, que habían quedado atrapados en una cueva en Tailandia, el exitoso final de la operación.

Los últimos cuatro menores y el entrenador fueron sacados ayer del complejo de cuevas de Tham Luang, donde estaban desde el 23 de junio. La noticia fue recibida entre lágrimas y gritos de felicidad. “Hicimos posible lo imposible”, dijo entre aplausos Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de la misión, a periodistas de todo el mundo congregados en el lugar de los hechos, que celebraron el paso del helicóptero que trasladaba a Ekapol Chantawong, de 25 años, entrenador del equipo “Jabalíes Salvajes”, y quien fue el último en salir y ser llevado al hospital provincial de Chiang Rai, donde está el resto de las víctimas.

“Nuestra misión sólo tuvo éxito gracias a la fuerza y el amor de todo el mundo”, añadió Ossottanakorn, quien también es gobernador provincial de Chiang Rai. “No queremos que esto vuelva a ocurrir en Tailandia ni en ningún otro lugar. Que este incidente sea una lección para todos”, advirtió.

“No estamos seguros de si esto es un milagro, ciencia, o qué. Los 13 ‘Jabalíes Salvajes’ están fuera de la cueva. Todo el mundo a salvo”, publicó en Facebook la unidad SEAL de la Marina tailandesa, que lideró la operación.

El rescate capturó la atención internacional. Expertos consideraban casi imposible que el equipo lograse salir a salvo de la caverna en la que se encontraba, a cuatro kilómetros de la entrada de la cueva. La muerte de un buzo voluntario, el viernes pasado, había ensombrecido las esperanzas de sacar con vida a todas las víctimas. La amenaza de lluvias inminentes y la caída en los niveles de oxígeno, entre otros factores, obligaron a apurar el paso.

El domingo comenzó el rescate y se decidió que los niños saldrían en grupos de cuatro; 18 buzos —19 en la última misión— se adentraron en la caverna. Se tardó varias horas en recorrer con cada chico el camino hasta la salida, que en parte estaba inundado. El domingo salieron los primeros cuatro, que estaban en mejores condiciones de salud; un día después salieron otros cuatro y ayer se decidió sacar a los últimos cuatro y al entrenador.

Ninguno de los niños de entre 11 y 16 años, que fueron localizados el 2 de julio, tenía experiencia en buceo y fueron ayudados con cuerdas de arrastre. Los buzos cargaban el oxígeno que suministraban a los niños a través de una máscara.

En su momento se evaluó taladrar un túnel hasta la cámara en la que se encontraban los chicos y el fundador de SpaceX, Elon Musk, desarrolló un minisubmarino para intentar sacarlos. La opción resultó no ser viable, sin embargo el submarino se quedó en Tailandia para el futuro.

Según las autoridades, los primeros rescatados están relativamente bien, aunque se detectaron principios de neumonía en algunos. Fueron vacunados contra la rabia y se les suministraron antibióticos contra infecciones. Los padres ya pudieron verlos de lejos y ningún familiar podrá acercarse en los próximos días a menos de dos metros y sin protección, para evitar que los niños, debilitados, puedan contraer enfermedades. Los primeros rescatados comenzaron ya a consumir alimentos sólidos. Las víctimas tendrán que llevar gafas, dado el tiempo que pasaron en la oscuridad y recibirán evaluación sicológica.

La noticia fue recibida con beneplácito por la comunidad internacional. En México, Cancillería envió, vía Twitter, “todo el reconocimiento al valiente y eficaz grupo de rescatistas”.

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